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AVISO: esta reseña contiene SPOILERS sobre las anteriores entregas. Los Eternos, una entidades que encarnan diferentes facetas, no dejan de ser una familia con sus problemas internos. Tras conocerles en diferentes arcos, las maquinaciones de Deseo desde el tomo 1 han llevado al límite a Morfeo, con unas consecuencias crueles e imprevistas. Hay un cambio de poder en el sueño y con ello se abre este final. Tras los tomos 5 y 6, en que se nos adelantaba la muerte de Morfeo, ahora vemos lo queda tras ello, un Daniel que debe tomar el rol de su padre. Asistimos al reencuentro de personajes de tramas anteriores que acuden a despedir al difunto y la dolor de parte de su familia y sus compañeros, en especial, Mathew. Todo ello nos permite ver cómo han evolucionado diferentes personajes y conocer el cierre que Gaiman quiso darles. Y aqui es donde pongo el 4 y no el 5 porque el cierre me ha dejado algo descontenta. A modo de coda se añaden minihistorias que se apartan de lo que sucede en el mundo del sueño para centrarse en un par de personajes. Y no es que no me interesase ver lo que les sucede, sino que me ha cortado el ritmo de la mezcla de emociones final. Como siempre el dibujo y el coloreado son geniales, sobre todo en las partes más oníricas, con todas esas estructuras y esa mezcla de escenas y personajes. En conjunto es un digo final, aunque puede que deje a algunas personas descontentas, pero cierra lo iniciado en el tomo 1 con el cambio de vida de Sandman. Colibrí. |
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