El galáctico, pirático y alienígena viaje de mi padre

Dos niños se quedan en casa con su padre, la madre salió por un viaje de trabajo y antes de irse les dejo todas las indicaciones para que nada pueda salir mal en su ausencia. Una de las principales tareas que tenía su padre era no olvidar comprar leche para el desayuno, lamentablemente se olvidó y tuvo que salir a buscarla a último momento.

La fantasía empieza en este corto relato cuando este padre vuelve con la leche en sus manos y sus hijos le reclaman una explicación. ¿Cómo puede ser que haya demorado tanto tiempo en volver? El les cuenta una historia bastante fantástica y divertida, llena de personajes interesantes como dinosaurios, extraterrestres, vampiros, piratas, y habitantes del planeta de otras épocas. Una historia con viajes en el tiempo, con muchos momentos divertidos y con un avance intenso que no se detiene en ningún momento.

Este libro me encantó, es la segunda vez que leo al autor y siento que, aunque algunas de sus historias a simple vista puedan parecer puramente infantiles, tienen mucho que ofrecer a todo lector más allá de la edad.

Esta historia me llevo a hacer un viaje en el tiempo a través de mis propios recuerdos, pude recordar mi infancia y reflexionar en cómo cambia nuestra percepción del tiempo al crecer. Cuando uno es niño toda espera parece ser eterna, el tiempo se siente pasar mucho mas lento. Crecemos y el tiempo en la vida adulta jamás es suficiente, pasa mucho más rápido y nos alejamos sin darnos cuenta del recuerdo, olvidamos que el tiempo no siempre se escurrió entre nuestras manos como sucede en la etapa adulta.

Por otro lado, también me llevo a recordar que en la infancia cualquier historia podía llegar a ser real. A oídos de un niño todo es posible, y más allá de que no siempre hemos creído cada historia que los adultos nos contaban, es imposible negar que nos hemos divertido mucho al escucharlas y que esos recuerdos siempre quedarán en algún rincón de la memoria y el corazón.

Les recomiendo leerlo, es cortito y sencillo. Se lee en una sola sentada y hace bien al alma. Las ilustraciones de Chris Riddell son un complemento perfecto para la lectura.