El bosque de los reflejos

Siempre que empiezo una reseña pienso en los motivos por los que la historia llegó a mis manos y cuál fue mi primera impresión.
En este caso, es un libro del que no había oído hablar, no lo había visto en Instagram y, al meterme en esta página, descubrí que tampoco tenía muchas opiniones. Y yo, una persona a la que le encanta leer y descubrir nuevas historias, me ví pensando "uff veremos a ver". Qué idiota.

Para mí, este libro es en realidad un cuento, de los que nos contaban de pequeños nuestros padres o de los que nos quedabámos viendo embobados en la tele una y otra vez. Es Alicia en el País de las Maravillas, es la Bella y la Bestia y la Madriguera de Harry Potter y, aun así, no es nada de eso.

Tenemos sobre la mesa una narración a dos voces a la que no le falta de nada. He tenido el placer de encontrarme con un mundo mágico lleno de lugares insólitos, gracias a una descripción que me ha permitido hacer de El bosque de los reflejos algo tangible.
Sus personajes son entrañables, fuertes y originales. Y, no solo hablo de las protagonistas, para mí los que han brillado realmente son los secundarios y sus historias llenas de verdad y enseñanzas reales.
Es cierto que me habría gustado empatizar más con las heroínas de esta historia ya que, aunque sus personajes evolucionan a través de la acción, he echado en falta un diálogo interno potente que le aporte peso a lo que estaba ocurriendo.

En definitiva, creo que este relato está enfocado a un público juvenil, pero a mí me ha encantado sentirme un poco más niña leyéndolo y poder ver el progreso de los cuentos de nuestra infancia, esta vez sí, con la reprensentación que merecen.