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Sólo García Márquez comienza una historia por el final y te deja bobo queriendo leer cada página. Adiós reglas de escritura!!! Adiós porque yo soy el Gran García Márquez!!! Santiago Nasar el día de su muerte... Ese es el final!!! No importa, así empieza (¿te recuerda a otra aún más grande?) y estarás atento a cada pedacito de esta crónica ( lo es, no olviden que fue un gran periodista) porque él dibuja y desdibuja, teje y desteje, una y otra vez el testimonio de cada vecino fatal y pasivo que sabía que iban a matar a Santiago y decidió, que otro lo impediría o daría parte de esto al condenado. Los prejuicios de un pueblo cualquiera (tal vez un período de Macondo), donde el honor mancillado se pagaba con la muerte aunque fueras una cucaracha incapaz de agarra un arma. El impresionante manejo del lenguaje y de figuras literarias, su realismo mágico que es la magia dentro de la magia, la precisión de un joyero que divide la palabra en dos, y en tres, la arma para sacar una nueva, todavía más viva, todavía mas clara, todavía más atrapante. Rompecabezas donde cada ficha tiene importancia y sentido, la puedes mover o cambiar de lugar y encaja en ese otro como en el anterior para dar una nueva forma, que a su vez va completando el sentido de la forma mayor, la completa, la total, la definitiva. Es ingeniería!!! Juro que esta pequeña pieza es ingeniería. Es un puente, sobre otro puente, sobre otro puente, por el que podemos pasar, confiados, seguros, que solamente se va a descolgar poquito pero agarramos el equilibrio cuando leemos cosas como: "La fatalidad nos hace invisibles" , "Comer sin medida fue siempre su único modo de llorar", "Pero tenía un aire desamparado y una pobreza de espíritu que le auguraban un porvenir incierto" Volver a García Márquez es siempre para mí; dicha, jamás sorpresa porque sé a donde voy, que terreno piso, entro gustosa, sonriente, demandante. Demando literatura, metafísica, realismo, surrealismo, matemática, historia, antropología, demi plié, arpegio, arquitectura, locura, cordura, impaciencia, y todo, todo lo encuentro una y otra vez en cada obra de este Maestro de Maestros. Expectante solo de conocer como me va a hacer aplaudir esta vez. Y siempre aplaudo. ¿Recomendado? ¡NO! ¡OBLIGATORIO! Ah... la buena literatura es un bálsamo contra todo mal. Tú elige el mal, ella es la cura y García Márquez el curandero mayor. |
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