Tras esta particular reconstrucción periodística o investigación criminal mediante la acumulación de declaraciones de testigos e implicados en la que se nos relata el discurrir de una espiral que va descendiendo lenta e irremediablemente entre presagios, fatalidades y designios, hasta el centro de un crimen de honor que, como buen agujero negro, atrajo a sus protagonistas incapaces de escapar al drama que era su destino, me hizo un signo de adiós con la mano y se derrumbó de bruces en la cocina. Pero no será la última vez que lo vea.
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