Crónica de una muerte anunciada

Gabriel García Márquez me dejó completamente desolado. Cada página, cada párrafo delicadamente escrito, me llevó a un final por todos conocido: Los hermanos Vicario iban a matar a Santiago Nasar… y por mucho que me preparé para ese momento no fue suficiente.

Aunque reconozco que desde el inicio sentí curiosidad. Quería descubrir las razones que originaron tanta furia desatada, pero a medida que pasaban las páginas no podía creer lo que leía. Cada evento ocurrido, esa fatídica mañana, golpeaba mi interior. Es tanta la genialidad del G.G. Márquez que de alguna forma mágica logró involucrarme en la historia. Surgieron muchas emociones: ira, asombro, miedo, tristeza. Estaba compenetrado con el relato, juzgando a cada personaje intentando comprender sus actitudes. Me vi recorriendo cada casa pidiendo ayuda. Incluso llegue a gritar… ¡Santiago, no vayas!...

Finalmente recordé que estaba leyendo la crónica de una muerte. Tuve que asumir, a regañadientes, que el destino de Santiago estaba marcado. Ya nada se podía hacer...
Solo observar y sentir lo que me entregaba esta extraordinaria obra.