Leí por primera vez a Gloria cuando todavía era una niña y todos los miércoles a primera hora íbamos a la biblioteca del colegio a pasearnos por entre las estanterías y a sentarnos en el suelo acolchado a leer lo que más nos llamara la atención. Yo solía escoger sus libros de poemas, aquellos que rimaban y tenían como protagonistas diferentes animales. Luego crecí y casi olvidé a Gloria. "Poeta infantil" la califiqué en mi cabeza y pasé a otra cosa. Menos mal que los tiempos cambian, que las estanterías llenas de libros nunca se marchan del todo y que yo volví a ser una niña con un libro de Gloria en mis manos. La sensibilidad, honestidad y claridad son definitorias de su obra. Ha sido una lectura bellísima, cercana, necesaria. "Poeta para siempre" surge ahora en mi cabeza cada vez que pienso en ella. |