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Es una novela que trata de la violencia de género y la pederastia contada a través de diferentes puntos de vista, pero en su mayoría es ilustrada por dos inspectoras (Lara y Berta). Personalmente las primaras 70 páginas me resultaron lentas porque carecen de la acción suficiente que esperaba encontrar en este tipo de trama, no ayuda el exceso de descripción de los pequeños detalles cotidianos de las protagonistas. Sin embargo, una vez rebasado ese punto los misterios del libro van tomando forma y resultan paulatinamente más interesante. Me gustó que se delimitasen perfectamente las personalidades de ambas protagonistas. Otro punto a su favor es que los capítulos sean cortos porque alguien como yo que dispone de poco tiempo le resulta más práctico. El libro no solo se centra en el misterio principal (investigación policial) si no que hay otras tramas secundarias que tienen que ver con las protagonistas que nos dejaran muy intrigados y queriendo saber mucho más durante la mayoría de la novela. María Frisa narra hechos brutales, pero sin recrearse. Y aun así, logra ponerme los pelos de punta con lo que se deduce de la escena escrita. Y qué decir de ese desenlace sin duda inesperado e impactante, pero con una lógica y credibilidad aplastante. En resumen, es una novela que atrapa la atención del lector y genera mucha intriga y ganas de saber más. Con un ritmo constante según avanza la historia y con un desenlace que a nadie le pasara desapercibido. En definitiva, un libro que recomiendo pero que indudablemente le sobran páginas. |
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