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¿Hay posibilidad de vivir felizmente el naufragio de una vida? ¿Y si ese naufragio te lleva a una isla en la que sólo estáis tú y tus seres queridos? Un escritor de éxito (a veces el éxito llega sin pensar, sin razón, sin motivo y se mantiene por el simple aura de quien lo ha logrado), con una forma de vida clara, establecida, sin fisuras, puede encontrarse un día con su némesis en forma de persona que le hace replantearse cada uno de los inamovibles cimientos de su plácida existencia. Puede que se adivine el final en cada párrafo del diario de recuerdos de nuestro protagonista; puede, incluso, que empecemos ese diario con un estado de ánimo no tan feliz como el suyo, pero acabaremos (sí o sí, no importa cuál haya sido nuestro propósito) sonriendo una y otra vez. Ese es el poder de Maria, capaz de sobrepasar los límites de su existencia dentro de un libro. Sigo preguntándome, eso sí, por el pobre Dionís (mi opinión aquí difiere bastante de la que manifiestan los protagonistas). |
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