Las horas oscuras

Tengo debilidad por los novelistas históricos que cuidan más el pulso narrativo que la exactitud.

En mi adn está escrito que leer siempre ha de ir acompañado de pasión.
De ese tiempo detenido donde la propuesta del autor te envuelve y abre una puerta a la desconexión de tu realidad y que conecta directamente con su ficción, haciéndola, palabra a palabra, una mágica realidad.

¿ de qué sirve el rigor si es servido en aburridas bandejas de plata?

Ocurre, gracias a dios, que hay una nueva generación que sin prescindir de las licencias allá donde la historia dejó huecos o en aras de una trepidante trama, se han vuelto más exactos.

Juan Francisco Ferrándiz es uno de esos escritores de prosa cuidada e historias apasionantes. Para todo lo demás, existen los ensayos.

Las horas oscuras es una novela histórica con suaves tintes de fantasía basada en la leyenda de Brian de Liebana, un monje guerrero con la misión de preservar el más valioso tesoro de la humanidad. El conocimiento.

Para ello viajará a la Irlanda de los druidas y reconstruirá el monasterio de San Columbano para ocultar en él, libros perseguidos por almas oscuras que desean su destrucción.

Conviven en el texto viejas tradiciones con sus correspondientes supersticiones capaces de doblegar el espíritu del pueblo, con la sabiduría druida y algo ( en pequeñas dosis) de la cultura Celta.

Creo, que el mejor halago que puedo hacer a un autor no es aquello del " cuanto rigor" sino "que buen rato me has hecho pasar" que es lo que exactamente me ha ocurrido con esta obra.

Ojo, valoro una buena historia perfectamente documentada, y no digo que esta no lo esté, pero el corazón se mueve por impulsos y emociones.

En Ferrándiz conviven perfectamente las dos, no es Posteguillo, solo tengo un dios, y sin embargo el alicantino conquista mi universo literario, me alimenta y me alienta.

Libro y autor no se encuentran entre los más vendidos, aunque últimamente parece despegar.
Sin embargo, en todos sus textos encuentro siempre lo que más valoro.
Disfrutar.

Y eso es ante todo, una buena inversión.
¿O no?