Nunca más tacones altos

Abrí esta breve novela de M. Ferraro Scot pensando encontrar, como aparentemente anunciaba el título, una reivindicación de corte feminista tan del gusto actual; y a la vez con la curiosidad por descubrir nuevas voces de la literatura hispanoamericana más allá del realismo mágico. al cerrarlo, llegué a la siguiente conclusión: un buen libro no deja de sorprenderte hasta el final.
La novela se abre con Amalia, una joven estudiante francesa de origen uruguayo que llega a Montevideo buscando información sobre un tal Sergio Tagoni, escritor uruguayo del que no ha leído nada. Ese diario de investigación deviene pronto en una historia inquietante. Pronto intuimos que Amalia es una chica tímida y frágil en medio de un país que ya no es el suyo. Aquel Uruguay que su familia creó en el recuerdo, se despliega ante ella como un lugar inhóspito, oscuro, frío (muy frío en ese invierno del hemisferio sur), y parece oprimirla y acorralarla en la habitación de la residencia donde se aloja. El tiempo apremia y la investigación no avanza, cada puerta a la que llama se cierra, y el choque cultural es mayor por el silencio impuesto (o autoimpuesto), y que pervive más allá de esa dictadura que obligó a emigrar a unos y a ocultarse a otros.
Lo que parece una simple toma de notas para un trabajo de investigación empieza a adquirir un halo de misterio, generando situaciones inquietantes, con una tensión creciente que, de repente, estalla en las manos del lector. Llegados al final, asistimos a un choque narrativo brutal. Una nueva voz desborda la novela, grita en mitad de ese silencio de Montevideo, se hace escuchar a través del tiempo… Es una voz literalmente desenterrada del suelo, como esperando su momento para salir y abrirse en canal. Su tono de denuncia, su sinceridad, la lucha por la vida, tiene en esos tacones altos todo el sentido que andábamos buscando desde el inicio junto a la protagonista.
Por poner una pega, desde mi punto de vista, hay una falta de engarce, de costura narrativa, que redondee esta novela, aun reconociendo que se trata de una trama que voluntariamente quiere quedar abierta. No obstante, cada lector habrá de ver la relación entre la maestría de las páginas finales y esa otra parte de la historia que ha sabido crear el ambiente, la situación y los personajes necesarios, para acoger dentro esa voz que resonaba ya en el título.