Incarceron

Confieso que lo que más me atrajo de la novela fue la portada, ya que la sinopsis no revelaba demasiado... ¡Y menudo engaño!

En los libros de fantasía es muy común encontrarnos mundos extraños y complejos, pero rara vez nos explican mucho acerca de ellos. Se debe a que parte del encanto de la literatura fantástica es averiguar poco a poco todo cuanto nos rodea. Y, aunque Incarceron presenta una historia interesante y un mundo futurista fuera de lo común, donde la tecnología más puntera convive con una visión medieval, no lograba imaginármelo con claridad. ¿Por qué? Muy sencillo: las descripciones son un poco... chapuceras. La autora pretende explicar situaciones y objetos complejos con sólo dos palabritas; no, señora mía, así no funcionan las cosas. Hay situaciones tan extrañas, grotescas y mal descritas que no se pueden apreciar y por lo tanto disfrutar. Además, el ritmo de la novela es bastante lento, por lo que es fácil ver lo que va a pasar, y la lectura se hace cuesta arriba. Sólo en las últimas veinte páginas suceden cosas interesantes y el libro coge ritmo, pero obviamente, es demasiado tarde.

Los personajes principales son un auténtico horror. Se supone que los protas, donde recae todo el peso de la novela, deben ser interesantes. Sin embargo a Finn le daba dos hostias para espabilarlo, que va de alma en pena por la vida, lamentando día y noche su terrible suerte; ¡hay que coger al toro por lo cuernos! Y a Claudia un poco de calidez, porque es fría, altiva y egoísta; sin un mínimo de atractivo. ¡Es imposible empatizar con ellos!

¿Y qué me decís de la historia de amor? La han colado con calzador. ¿Por qué forzar así las cosas? ¡No se conocen de nada! Sería mucho más lógico que Claudia sintiera algo por Jared... El final del libro me pareció muy injusto porque está preparado para sacar tajada con la segunda parte. ¡Pues que no cuenten conmigo! No pienso leerme Sáfico.

Saludos ;)