La tentación según Mateo

Con El perdón según Marcos conocimos a los llamados «evangelistas de Aranjuez», para mí «los chicos de Salvador», y un pasado en común que hizo que coincidieran y que se convirtieran en hermanos. La historia de Mateo se centra en él, en Mateo, y en su búsqueda, tras ser consciente de que en su isla ya no le queda nada, solo el recuerdo de su madre y el amor por el mar. También se centra, aunque menos, en Sofía, una chica independiente y decidida, a la que el mar le da la vida, y que, por circunstancias ajenas a ella, es recluida en un colegio privado suizo.

Siendo el segundo libro de la serie se da por hecho que somos conocedores del tiempo que los cuatro chicos pasaron juntos en Aranjuez, allá por el 2009, en casa de Salvador, y de lo que ocurrió para que Marcos se fuera. Quizá no hubiera estado mal un pequeño esbozo, a modo de recordatorio, desde la perspectiva de Mateo y de cómo vivió él esos momentos. Esto lo digo desde el egoísmo, al haber tenido que hacer un esfuerzo para situarme de nuevo, releyendo alguna de las partes, no porque sea algo imperativo para leer a Mateo, que no lo es.

De hecho, si llegas a Mateo sin haber leído a Marcos, su historia te gustará igualmente, y te dará ganas de leer la anterior, pero dejarás a un lado la historia de todos, simplemente, y te perderás un poco a Salvador. Supongo que al ocurrir en parte de forma simultánea, el cambio del orden no implicaría mucho problema si al final lees las cuatro. Es una opción. Lo cierto es que lo que ocurre en 2009 le afecta sobre todo a Marcos, de ahí que huya.

Como he indicado antes, esta es una historia que se focaliza en lo que están viviendo los personajes, Mateo y sus amigos, y Sofía y los suyos, en su crecimiento personal, en los pasos que van dando hasta encontrarse, casi a modo de metáfora de la vida, guardando las distancias, claro, y con un aire a predestinación en sí maravilloso. Comienza con ellos y sus dieciocho y diecisiete años, respectivamente, y continúa con los siguientes años de su vida, que les llevan a diferentes puntos, a subidas y bajadas, hasta llegar al instante en común.

Por si no os lo había dicho, Mateo es el hijo de un rico constructor mallorquín cuyos padres murieron de una manera violenta; está solo y tiene una relación muy personal con el mar, lo que definirá todo su camino. Creo que, en este caso, la autora ha construido una historia que, si bien comienza tirando al new adult, porque nuestro Mateo de dieciocho o diecinueve años, estudia, hace amigos, se mimetiza con la ciudad que ha elegido para vivir y experimenta, acaba llevando al lector hasta un tema muy interesante, mostrando un problema real de la sociedad actual: la inmigración y la búsqueda de libertad, dándole al texto un gran valor como transmisor de historias.

Si en el libro de Marcos, la guerra estaba presente, aquí es el papel del mar como camino, como medio, y el trabajo de las ONGs. En estas páginas, se nos presentan vidas, historias cortas, a modo de capítulos aislados, y, para mí, estas incursiones en esas vidas anónimas han conseguido acercarme a la verdad del horror, del miedo y de la esperanza. Estas historias remarcan las diferencias con los protagonistas, el mundo en el que han nacido y se han criado, y las oportunidades que tienen, donde todo viene dado y se da por seguro.

Ya he contado mucho, pero no me olvido de Sofía, que recorrerá su propio camino. Un camino necesario para acercarse, al igual que Mateo, hasta ese instante. Hará sus amigas. Tomará sus decisiones. Elegirá sus batallas.

El otro gran protagonista de esta novela es el mar, como escenario en el que todo ocurre, aunque sea en la distancia: Mateo centra su vida en el mar, Sofía lo necesita para respirar y sentir, ellos lo necesitan para tener un futuro, y es el medio en el que todo se une. El mar puede ser calma pero también puede ser peligro, y eso está plasmado, sobre todo en la última parte de esta novela.

Como no puede ser de otra manera, esta historia se acaba cruzando con la de Marcos, aunque sea al final, aunque sea de refilón, dejándote con las ganas de leer a Jon y a Lucas, y saber más de algún que otro personaje que aparece.

No resulta una historia romántica, pero tiene momentos muy románticos, porque sí hay amor, al igual que amistad, con ese aire de destino, de unión de dos almas, alejadas, que al final coinciden. Sin querer ir más allá, os diré que la autora ha querido dar una gran escena a ambos, y a su relación; una escena que se merecían, dejando la intensidad muy arriba; una escena que recuerda a una vieja película de Disney, que también al mar como protagonista. Lo ha conseguido (gran escena, épica, luchadora, intensa, algo fantástica y muy bonita). Para terminar, destaco, sobre ese amor, la amistad, la comprensión, la fidelidad, la ayuda, la seguridad, el equivocarse y seguir y, en parte, la esperanza. El mundo es un lugar lleno de grandes amigos y mejores personas.

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