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Nora Walker es la última integrante – por ahora – de la familia Walker, vive en una cabaña junto a su lobo Finn. Todo el mundo en el pueblo sabe que las mujeres de la familia Walker son brujas por lo que algunos sienten cierto recelo hacia ellas. Cada una de ellas tiene una sombra nocturna – una cualidad única para cada una – por ejemplo: hablar idiomas de un día para otro, que las aves te obedezca, interpretar sueños… pero Nora aún no ha manifestado aún su sombra nocturna, por lo que no se siente completa del todo. Lo que sí hace es encontrar cosas perdidas en el bosque, pero solo cuando hay luna llena de lo contrario el bosque se enfadará. En una de sus búsquedas encuentra a Oliver, por lo que Nora piensa que puede ser el chico que desapareció la noche de la tormenta y siente que hay algo raro, pero no sabe el qué. Y hay otra cosa que le preocupa más: ¿cómo ha sobrevivido a la intemperie y no ha muerto congelado? La pluma de la autora me ha gustado mucho, mucho. Pues, aunque parece que conforme avanzas no sucede gran cosa en la historia, tiene la capacidad de que con pocos detallitos en los capítulos crearte una gran curiosidad que provoca que quieras seguir leyendo. El bosque de las cosas perdidas ha sido una lectura que me ha sorprendido mucho, convirtiéndose en una de mis mejores lecturas en lo que va de año. La pluma de la autora me ha gustado mucho por lo que no tardaré en leer el otro libro que tiene publicado. Si os llama la atención o tenéis curiosidad, dadle una oportunidad, no os arrepentiréis.
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