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La trama comienza cuando Nora Walker, a la que todos conocen por ese apellido y piensan que es bruja, entra en el bosque de Wicker a buscar cosas perdidas junto a su perro Finn. Entonces, para su sorpresa se encuentra a Oliver, un chico del campamento Jackjaw para chicos rebeldes que lleva semanas perdido. A partir de ese encuentro, el misterio irá creciendo en torno a qué ha sucedido con Oliver, que no recuerda nada, y al secreto de las Walker. Se nos presentan unos personajes curiosos, con un halo de misterio que los rodea queriendo que queramos saber quienes son y qué pasa con ellos. La autora dejará pequeñas pistas para que el lector una el puzzle antes de ofrecer respuestas. Además, debo decir que tiene un final sorprendente. De este libro me quedo con la ambientación y la sensación que transmite, aunque al mismo tiempo hace que su lectura sea más densa. El estilo de la autora me ha resultado algo pesado, en ocasiones algo repetitivo. Con esto no quiero decir que el misterio que envuelve la trama no es interesante sino que, aunque es intrigante (y quizá algo previsible, debo de añadir), me ha costado avanzar. |
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