 |
Esta novela me dejó con muchos sentimientos encontrados, pero de manera buena. Más allá de que la premisa nos dice que se trata de un asesino en serie, la historia no está encarada desde el punto de vista policial con investigaciones, interrogatorios, ni todo eso a lo que ya estamos acostumbrados. Está narrado en primera persona por Joseph Vaughan, un niño común y corriente que vive en Augusta Falls, un pueblito en el que empiezan a aparecer cuerpos desmembrados de sus compañeras de escuela. Conocemos detalles de su vida como la muerte de su padre, la relación con su madre y su maestra de primaria quienes serán un pilar muy importante en su vida, así como también todo su recorrido por su niñez, adolescencia y adultez, con sus exitos y pérdidas, pero siempre, siempre, manchado por esos asesinatos que no se detienen y se siente en la responsabilidad de atrapar al responsable. También está intercalado por algunos capítulos narrados en flash-forward, cuando encuentra al asesino y lo mata. Ese es uno de los tantos puntos que te mantienen pegado a la historia, pero creo que si esa pista puesta allí para enganchar al lector no hubiera estado, de todos modos me vería enganchado con la historia desde la página uno. No es la trama lo que sobresale en esta historia, sino la manera que está narrada. Es tan poética y a la vez sencilla que te lleva a sentir muchísima empatía con Joseph casi de modo instantáneo, con un manejo de prosa y metáforas tan bellas que si tuviera que señalar los pasajes que más me gustaron el libro terminaría rayadísimo. Agarré este libro esperando encontrarme con una historia policial y terminé llevándome una historia mucho más emocional y profunda, con personajes enternecedores, esperanza y fe en la humanidad, pese a tanta injusticia y tantos altibajos en la vida. Definitivamente el personaje de Joseph se quedará conmigo por mucho tiempo. También quiero destacar la atmósfera y la ubicación temporal que está introducida de manera sutil pero de modo que tenga la relevancia que se merece, porque en la historia transcurren 30 años paulatinamente, comenzando con la explosión de la Segunda Guerra Mundial. Es larga, lenta y algo densa, pero que vale totalmente la pena leerla así, absorbiendo cada capítulo, cada conversación, cada párrafo. Es una de esas novelas para releer algún día. |
>
