Regreso a Howards End

"Only connect..."
Segundo Forster que releo este año y, los dos, firmes contendienta mi lectura favorita, la que más me complace, la mejor acabada.

El Zenit de la literatura inglesa dosifica la trama con diálogos chispeantes y sus tortuosos meandros en las relaciones entre los personajes que enmarcan los sorprendentes sucesos, tal vez nimios y reales como !a vida misma y, mejor aún, constantemente reclamando nuestra atención a un plano universal, al movimiento dialéctico que sostiene la humanidad, a una interpretación panteísta de la realidad que nos circunda.

Aquí son las Schlegel y los Wilcox (y los Bast como corderos invitados) quienes representan ante nosotros los antitéticos modos de ver el mundo, de crear nuestra realidad, y es en esa agonía, en esa batalla constante entre razones opuestas en la que surge la posibilidad de construir un puente, una (tal vez frágil, palpitante como la fontanela de un niño nuevo) necesaria síntesis que nos redime, nos reconcilia y colma nuestras aspiraciones. Volvemos triunfantes a Howards End en este evangelio según, en palabras de D.H. Lawrence, "el último inglés"