Mi primera novela de María Dueñas y no será la única. Me sorprendió gratamente su manejo del vocabulario, amplio, fluido, descriptivo, preciso. Me hizo recurrir varias veces al diccionario, y me encontré con el nombre de cosas que conocía, pero que no sabía nombrar (por ej. la pruina y el dornillo). Un libro que recorre caminos de distintos continentes, con sus particularidades geográficas y sociales, actividades poco comunes como la minería y la vitivinicultura y un entretenimiento (el billar) casi destinado exclusivamente a los hombres, y a partir del cual, en este caso, comienza la verdadera acción de la novela. Ciertamente la segunda parte de ésta, es la que le pone sal al relato, con un enrejado de relaciones familiares confundidas y tergiversadas. Hasta los agradecimientos del final me resultaron amenos y ni qué hablar de la hermosa portada de témperas y acuarelas. |