Allende y el museo del suicidio: Una historia de amor y muerte

El golpe de Estado perpetrado por Pinochet el 11 de septiembre de 1973, pilló a Ariel lejos del Palacio de la Moneda, sede del presidente chileno, donde ejercía como asesor del Jefe de Gabinete de Allende, tras lo cual tuvo que exiliarse a EE. UU. y rehacer su vida, o eso creyó.

Ya en 1990, en un Chile en pleno proceso de transición a la democracia, un extraño y ecologista millonario que ha hecho fortuna con el plástico, Joseph Horta, le encomienda la misión de dar luz a la incógnita sobre si la muerte del líder socialista fue producto de un cruento asesinato o de un desesperado suicidio.

Una investigación que le devolverá a una tierra que le duele, que despierta recuerdos escondidos y que interferirá en el proceso de escritura de su obra. Una indagación que solo se verá capacitado a contar en un presente cercano a nuestros días.

Se me hace muy complicado reseñar esta novela ya que son innumerables los temas a tratar, tanto de estilo, técnicas narrativas, como de su trama y los temas que aborda. Pero empezaré elogiando la escritura de un autor, totalmente desconocido para mí, del que ahora tengo la necesidad de seguir hurgando en su obra.

En esta, su última novela publicada, Ariel Dorfman, en un proceso cercano a la autoficción, nos acerca a unos hechos históricos de Chile en los que tomó parte activa y marcaron completamente su existencia. Un ejercicio complejo de metaliteratura, pero del que sale victorioso.

Sobre un fondo histórico muy atrayente y del que mi conocimiento se resumía quizá en lo que ocupan un par de titulares, se nos habla de temas tan íntimos e universales como lo son las heridas sin cicatrizar, de personas y de sociedades enteras. de pasado y de memoria histórica, de perdón y reconciliación de un pueblo, de libertad y democracia. de cambio climático y humanidad, del vacío de la extinción, de un futuro incierto y oscuro.

Una novela que a ratos sentí que le cuesta avanzar, pero que en la mayoría de ocasiones maravilla. Con un final bastante satisfactorio, pero que igualmente deja un sentimiento que invita al lector a continuar con la reflexión tanto personal como colectiva con respecto a dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos.