La música de la soledad

La música de la soledad, es un lindo titulo que encuentra toda su explicación el la última frase del libro página 344…pero nos queda el silencio, la música de la soledad.
Es un tomo que me encantó desde el principio porque lo encontré muy ágil y rápidamente va al grano; pero encontré que el final está algo descuidado. Se venía preparando al lector para un gran drama, enorme y finalmente cuando este llega, todo pasa como de refilón. le faltó dramatismo porque por fin, el escurridizo de Heredia había decidido dar un paso en su vida de troglodita (aunque sin mayor convicción). También encontré que comenzaban a surgir demasiados personajes hacia el final del libro que necesitaban explicación, enredando la trama.

En este tomo Heredia buscará al asesino de un amigo abogado desde sus tiempos de estudiante de Derecho. El amigo estaba investigando una empresa minera en el norte de Chile al origen de estragos graves en el medio ambiente con consecuencias para la población. El poder económico y general de la minera es tal (y las autoridades en su mayoría, bailan al ritmo del dinero, página 55) que pueden recurrir a asesinatos por sicarios de los pobres entes que se atreven a cruzarse en su camino. El tema es interesante y actual y hasta universal porque hay que ver cómo están maltratando al planeta con el solo objeto del lucro. La crítica social en Díaz Eterovic se hace cada vez más manifiesta y los sucesos de la actualidad le dan tristemente razón; el modelo económico chileno es juzgado severamente : sueldos miserables, endeudamiento masivo, contaminación de la costa chilena por la industria salmonera, la especulación de los bancos y de los grandes consorcios comerciales, la contaminación de la naturaleza por las mineras que tienen diputados y senadores de todos los colores para defender sus intereses al interior del parlamento etc.

Poco a poco y a sus riesgos, Heredia va a investigar, ayudado por momentos por Doris Fabra, reintegrada al cuerpo de Investigaciones con un puesto de comisario y por Chacón, el hombre de confianza de Fabra que ha ido cobrando presencia con el paso del tiempo, sin olvidar al periodista Campbell.

Por supuesto que Heredia va a lograr desenmarañar el caso, difícilmente y con varios muertos sobre el tapete. Hay un punto que me preocupa desde hace varios opus. Es el dolor de espalda que no deja tranquilo al detective, quien se conforma con tomar antiálgicos, pero no ha consultado un médico. Tengo la intuición que el escritor Díaz Eterovic nos está preparando a una « salida » por la puerta chica del entrañable y ético Heredia. Todos lo encuentran desmejorado y él es la sombra de lo que fue. El pobre Heredia tiene el profil idóneo para presentar un cáncer del pulmón.

En el plano sentimental siempre es el hombre sensible a las féminas y es lo que le reprocha la comisario Fabra, quien se vería muy bien como pareja fija del detective.

El Escriba, (el alter ego del autor?), aparece cada vez más a menudo en los libros. Curiosamente, Heredia que siempre está leyendo, nunca le ha leído algún libro al Escriba, en condiciones que Heredia le confía historias al escritor para que las utilice en sus libros. Esto me parece paradójico, sobre todo que Heredia podría perfectamente corregirle algún detalle de la historia, ya que conoce el teje y maneje de los casos policiales. O sea que Heredia lee, pero no lee al Escriba. Otra paradoja.

Heredia lee de todo, es ecléctico. Y se le está afinando la pluma. Anotó en un momento en su cochambrosa libreta de apuntes algo tan bonito, que lo transcribo aquí (página 19)…el hastío besa mi frente, persigue la sombra de mis pasos y se hunde en mi cuello como la tensa cuerda de un asesino. Todo cabe en el hastío que me consume. El amor, la lluvia, el modo cansado de alejarme de las cosas.


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