Solas

Agurtzane se mudó hace poco junto a su chica a un caserío alejado en las montañas. Una mañana ella ha desaparecido. Osmany debe ayudar a un amigo a encontrar a su hija, quien también ha desaparecido. La suboficial Nekane Gordobil se pone al frente de la investigación. ¿Qué son todas estas desapariciones? ¿Quién se está llevando a las mujeres?

Estamos frente a un thriller ambientado en el corazón del País Vasco, donde la niebla y la lluvia son habituales. Su atmosfera y las tradiciones que emanan sus páginas son increíbles. Aunque su historia no ha sido suficiente para cautivarme. Siento que no he entrado en ella, principalmente por la cantidad de personajes. Sus nombres son complejos y me ha costado quedarme con ellos y sus sobrenombre. Así como en un mismo capítulo se nos narran varios hechos y puntos de vista complicando un poco el hilo de la lectura.

Como os digo, para mí han sido demasiadas las tramas paralelas. A favor del autor confieso que no he leído “Justicia” y siento que el gran problema es que me he perdido parte de la historia pasada. Aun así, algunas de las historias de esta segunda entrega quedan abiertas, dejando cabos sueltos.

Debo aplaudir que la novela trata muchos temas candentes, como la violencia, los abusos sexuales o las drogas. El autor en este caso va más allá, tratando también aspectos más íntimos y emotivos como el miedo al abandono, la perdida de comunicación madre e hija, así como la rebeldía adolescente. Queda patente que mis personajes favoritos por excelencia han sido Nekane y el drama personal con su hija, así como la desesperación de Nekane.

En resumen, una novela rápida de leer, con un ritmo acelerado y una pluma muy amena. Pero no seáis como yo y leeros el primero antes ;)
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