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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
16 May 2018
Ya estoy aquí con una nueva joya de la editorial Gatopardo, y con una primera novela de una autora consagrada que parece cualquier cosa menos una primera novela. No dejo de sorprenderme con algunas obras debut, os lo digo de verdad. Algunos autores parecen estar tocados por la varita mágica del talento cuando se sientan por primera vez a dar forma a una historia.

Agosto de 1959. La historia comienza con un disparo lejano, en el embarcadero. Lilly McClellan lo escucha desde su casa, y de inmediato sabe quién ha disparado el arma y quién ha sido la víctima. Lo sabe, y va al embarcadero para confirmar sus sospechas. Allí encuentra lo que esperaba: ya no hay solución. Y entonces la narración nos hace retroceder en el tiempo hasta 1938, año en que una adolescente Lilly comienza una relación con Everett McClellan que acaba en boda. Ella apenas tiene 17 años, él 22. Se van a vivir al rancho de Everett, donde también viven su padre y su hermana Martha. Pronto llegan dos hijos, y con apenas 20 años ella y 25 él, es como si hubiesen vivido toda una vida, como si su relación hubiese dado todo lo que podía dar de sí. Y empieza el declive, el recorrido lento, agotado pero en línea recta hacia esa noche de agosto de 1959 en la que se oye un disparo en el embarcadero.

Río revuelto es como meterle un dedo en el ojo, retorciéndolo hasta el aullido, al dichoso, absurdo y comercial sueño americano. Los McClellan comienzan una vida juntos que no tienen ni la más remota idea de cómo gestionar, y el declive de este matrimonio y de las personas que le rodean corre paralelo al fin de una época en un lugar como Sacramento, tierra de pioneros que levantaron sus tierras con sangre, sudor y lágrimas para que, varias generaciones después, sus descendientes solo pensasen en venderlas, ganar dinero fácil y dejar a las constructoras camino libre para urbanizarlo todo. Este es el mundo que rodea a los McClelland: desde una Segunda Guerra Mundial que en Sacramento parece no tener demasiada importancia, hasta el deterioro persistente y abocado a la desaparición de un modo de vida obsoleto en el que el triunfo a través del sacrificio se ve apisonado por el color verde de los fajos fáciles de billetes.

Desde que leí el libro, cada vez que pensaba en la reseña me preguntaba: "¿cómo describo la prosa de Didion? ¿Voy a saber explicarla?". Y no, creo que no voy a saber. Didion escribe desapegada, tibia, como si no se involucrase en el enorme trasfondo emocional que tiene la historia ni en la angustia afectiva que sufren casi todos sus personajes... pero esa indiferencia solo es una máscara, porque en realidad es el modo que tiene de situarlos ante el lector sin querer influir en él y en cómo los percibe. Se asegura de que sepas cómo son, lo que les duele, su actitud ante la vida, su naturaleza, sus más que evidentes trastornos y carencias emocionales, pero nunca llega a decírtelo con palabras ni a poner nombres. Sus personajes son muy introspectivos, y como si de personas reales se tratasen, esconden sus sentimientos de cara al lector, y por mucho que les preguntes, no te contestan: tienes que esforzarte en intuir lo que les pasa por destellos, gestos, palabras, acciones. A algunos los calas antes; otros saben protegerse mejor de nuestras miradas indiscretas.

Quizás Lilly es la que más información ofrece al lector, y por eso he tenido mis más y mis menos con ella durante la lectura: la comprendo en algunas cosas, pero en otras no. Es un personaje muy complejo, con muchas aristas; es vulnerable, pero también indiferente; no es buena para moverse en sociedad, no se encuentra cómoda en presencia de otras personas, pero tampoco está cómoda consigo misma. Por eso la entiendes en muchas cosas, percibes lo aislada que está de sí misma y de las personas que la rodean. El problema está en que, al mismo tiempo, se conduce por la vida con una falta de responsabilidad y lealtad apabullante, y ahí es donde choco con ella. Podría hacer las cosas de mil maneras diferentes, pero decide hacerlas mal. Ni siquiera las piensa: es un personaje muy egoísta, sea o no de manera consciente. Y eso que Didion es una narradora extraordinaria y protege a sus personajes con esa tibieza que comento arriba: los presenta como son sin artificio alguno pero sin querer provocar el rechazo hacia ellos. Pero en el caso de Lilly, llega un momento que te resulta imposible no juzgar algunas cosas que hace y la aparente ligereza con que las lleva a cabo.

Si os soy sincera, conforme leía me parecía un libro fantástico, pero no he sido consciente de lo mucho que me estaba calando la historia, de lo mucho que se me estaba metiendo dentro, hasta que he llegado a las páginas finales y me he sorprendido con un nudo en el estómago y una lágrima escapándose del ojo. Me ha pillado totalmente por sorpresa, porque me cuesta un mundo llorar con un libro. Y sí, he acabado enfadada con Everett por unos motivos y más todavía con Lilly por otros, pero son estos enfados que sientes con los personajes cuando ves que se equivocan y te importa, cuando ves que no han sido capaces de hacer nada con su vida y que han tomado muy malas decisiones... he sufrido cuando he visto en qué acaba ese dejarse llevar hacia la nada y la desidia más absolutas, y me ha parecido tan injusto que ha sido como un puñetazo en el estómago que no me esperaba. Lo tengo rumiando en la cabeza.

Río revuelto es una novela sobre la fatalidad, la incapacidad de ser felices, la búsqueda constante de algo que no se encuentra, la falta de carácter para tomar las riendas de la vida, la sensación constante de que todo les queda demasiado grande, la desgana, la dejadez, las decisiones mal tomadas y la aparente falta de consecuencias de esas decisiones... Sí, aparente. Esa es la clave, tal y como demuestra el final de la historia. Porque igual que en un río revuelto, la calma que hay en la superficie del agua no se corresponde con las corrientes que subyacen debajo, y esas corrientes se tragan a las personas poco a poco cuando nadie está mirando. A nadie le importa hasta que ya no hay marcha atrás posible.

Muy recomendable, por si hacía falta el apostillamiento final :)
Enlace: http://inquilinasnetherfield..
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