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En Proyecto Manhattan, la autora pone voz a quienes participaron en la creación de la bomba atómica. Desde Robert Oppenheimer, y dos mujeres partícipes de su vida, hasta las desconocidas jóvenes contratadas para trabajar en una fábrica, ignorantes de lo que hacían y de suma importancia para la creación de tal artefacto nuclear. Mención importante para Leona Woods, implicada en la construcción y funcionamiento del reactor nuclear de Chicago quien fue testigo de la reacción en cadena. Proyecto Manhattan está dividido en nueve partes, cada una de ellas incluye un escenario y los personajes en turno. La primera describe el contexto geográfico, el desierto en Nuevo México, con hermosas palabras que nos transportan a esta atmosfera seca y cálida. Oppenheimer reflexiona sobre su creación; hay una relación entre el Bhagavad Gita y la bomba a través de una deidad hindú destructora. La esposa de Oppenheimer, Kitty, es la protagonista de tres secciones, segunda, cuarta y sexta. Ella habla de su pasado, su rutina en la cocina entre guisos y bebidas, de sus hijos, de la casa que habita junto a su esposo en el desierto, de la angustia y presagios antes del impactante suceso en su futuro. Jean Tatlock, amante de Oppenheimer, sale a escena en la tercera parte. La prosa aquí menciona los pensamientos de Tatlock antes y después de su suicidio, la relación con el creador de la bomba atómica y su confidencialidad al no revelar aspectos de tal proyecto. Oak Ridge, la misteriosa ciudad creada para albergar trabajadores, así como las jóvenes contratadas para una fábrica en tal lugar son los integrantes de la quinta sección. Hay diferentes escenarios en esta urbe, la llegada de las trabajadoras a su centro de trabajo, los rumores sobre éste, su jornada diaria y el dolor físico consecuente. En la sección siete, Leona Woods hace un recuento de su infancia y juventud, sus deportes favoritos, su inclusión en la ciencia, su entrega a su profesión y ese fuerte amor por la radiación. Menciona su matrimonio, el embarazo y cómo lo ocultó para no perder su trabajo. Las dos últimas secciones son conclusivas. En la ocho, nuevamente la esposa de Oppenheimer vuelve, esta vez para atestiguar la liberación de energía y concluir con una cita apocalíptica. La última me reservo comentarla porque es el hecho histórico el cual me deja un sentimiento de desolación. |
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