Vista por última vez

Una novela policíaca con un inspector muy peculiar, Morse,un tipo que no sabes si abrazar o tirar por una escalera.

La trama sucede en los años setenta, tiene ese aire de novela antigua, ese toque de buscar pistas en todos los lugares, de atar cabos, y de que nada es lo que parece hasta las últimas páginas. Poco a poco se une el puzzle para saber qué pasó con Valerie, una joven que desapareció hace dos años sin dejar rastro.

Morse es un policial algo peculiar: le gusta la música clásica, la ópera, el arte y tomarse unas cervezas entre rato y rato. No es que tenga clichés como en la novela negra actual, simplemente es un hombre típico de esos años, con algunos comentarios mordaces y poco adelantado a su época. Es un hombre que no se fía del género humano,de ahí su manera de proceder ante las investigaciones y saltarse algunas normas.
Junto con Lewis, su compañero, iniciaran una investigación para resolver el caso. Ambos protagonistas son muy diferentes, el ying y el yang, y eso hace que haya momentos cómicos dentro de la historia.

Es el segundo libro de una serie policíaca de trece volúmenes. Yo lo he leído sin saberlo, y aunque siempre se recomienda leerlos en orden, tampoco he necesitado mucho del anterior, ya que no hay mención a nada de antes.

Es una novela suave, que va sumando pistas poco a poco. A veces me he perdido un poco con Morse, porque divaga demasiado y repite algunas cosas, pero por lo demás me ha resultado una lectura entretenida, algo más clásico dentro de la novela policial, para seguir leyendo sin salir del género que me gusta.