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Cuando uno se ve obligado a echar la vista atrás inevitablemente se encuentra con encrucijadas que siempre dejan un sinsabor amargo de las puertas que se cerraron. de los “y si” que esconden las historias que soñamos pero ya nunca serán. Leer a (sobre) Toni es casi leerse a uno mismo, encontrarse con esa incertidumbre adolescente plagada de dudas que, aunque la madurez disfraza de seguridades, sigue presente de alguna forma en aquello que todos somos. Las palabras que no dijimos, los abrazos que no dimos, aquellos a los que amamos en silencio sumidos en un mar de inseguridades. Recorrer la senda de los abrazos abandonados es un canto a uno mismo, y a las personas que en determinados momentos son guías, amigos, compañeros de viaje capaces de aguardar con paciencia a que pisemos firme. Porque, como bien apunta Liberto, “el miedo a sentir es un bloqueante que en la balanza supone la peor de las victorias”. Y aunque parezca que el círculo se cierra, que del abismo renace el sentimiento y la serenidad aparente de una vida adulta y ordenada, aquello que somos es buena parte de lo que fuimos, y de lo que se llevan de nosotros aquellos que se van, y a los que quisimos Las historias no las crean -sólo- los hechos, sino aquello que sentimos. Gracias por mostrarnos por dentro. Por acompañarlo de música, de libros y sueños.. |
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