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Cuando tuve el libro en mis manos, una de las primeras preguntas que me hice fue por qué hay un conejo mirando hacia arriba en la portada. Se llama "El Cielo de los Animales", tiene sentido, un animal y un cielo. Pero algo me decía que significaba más que eso. En "El Cielo de los Animales" encontramos una antología de cuentos de David James Poissant en la que las emociones son indiscutiblemente, a la vez, protagonistas y antagonistas. En cada relato, las relaciones entre los personajes se encuentran en jaque por situaciones extremas e impredecibles y quedará en ellos elegir qué camino tomar para recuperar la paz, si no con los demás, al menos con ellos mismos. Entre las características de la prosa de Poissant, una de las más visibles desde las primeras páginas es la sensibilidad. Atravesados por notas de humor y nostalgia, los relatos de este libro logran movilizar emocionalmente con la incertidumbre y la impotencia de lo que, como seres humanos, no podemos controlar. Algunos relatos son ingeniosos, impredecibles y me fascinaron por tintes oníricos y lúdicos que sinceramente no imaginaba; otros, me partieron el alma en mil pedazos. Una vez que leí los cuentos, comprendí. Es la inocencia del conejo lo que representa nuestra vulnerabilidad humana cuando somos honestos con nuestros propios sentimientos. Es esa mirada hacia arriba, hacia el cielo de los animales, lo que, como suele suceder con las miradas, expresa más de lo que aparenta. En esa mirada está la esperanza de encontrar lo que para Aristóteles fue el fin supremo del ser humano: la felicidad. |
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