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Hace ya casi tres años que me adentré en la primera parte de esta saga y he comenzado El Legado con miedo a que no me acordara de casi nada y la lectura se acabase convirtiendo en una sucesión de preguntas e ideas olvidadas que me impidieran seguir el hilo actual. Menos mal que no ha sido así y, con la ayuda de los recuerdos de Allie y los alumnos de Cimmeria, ha sido fácil ponerse en situación y refrescar la memoria. Tras los hechos ocurridos en la primera parte, Allie es consciente del peligro en el que se encuentra. Nathaniel sigue detrás de ella y el motivo aún parece difuso: ¿quiere acabar con ella o quiere que se una a su bando, tal y como hizo su hermano mayor, Christopher? Con todo, descubrir la verdadera identidad de su abuela también le ha acarreado más comederos de cabeza y muchos más líos de los que es capaz de manejar. Ahora todos en Cimmeria tratan de protegerla de Nathaniel y cuchichean a sus espaldas por los secretos y el estatus de su abuela, pero Allie no está dispuesta a quedarse de brazos cruzados. Quiere descubrir la verdad y detener a Nathaniel por su cuenta y riesgo. ¿Lo conseguirá? La trama sigue estando contada en tercera persona desde el punto de vista de Allie, un personaje que ha madurado y evolucionado bastante con respecto al libro anterior, aunque tengo que destacar determinadas decisiones que, aún fruto de esa madurez, dan como resultado situaciones que hacen más mal que bien. Allie se ha convertido en una chica que quiere tomar la sartén por el mango, no quiere quedarse de brazos cruzados al cobijo de todos los alumnos y profesores de la Night School mientras investigan y la protegen de la invisible amenaza de Nathaniel y su espía y, por ello, se mueve mucho por la impulsividad y lo que le dice su cabeza en ese momento. Pero al final siempre acaba liando aún más la situación y poniendo a todos en peligro, por lo que a esa intención de llevar todo el peso sobre sus hombros, le vendría bien más meditación y voluntad en pedir ayuda, sopesar las cosas y actuar tratando de no arrastrar muchas consecuencias negativas. Por mucho que quiera proteger a los demás en ocasiones en necesario recurrir a ayuda ajena para salir del fango y así evitar hundirse aún más y arrastrar a personas inconscientes e inocentes. En cuanto a los personajes secundarios, los que más destacan son Carter y Sylvain, con los que se mantiene el triángulo amoroso. Carter sigue siendo un buen personaje, atrevido y valiente, pero se excede de sobreprotector en esta entrega y eso provoca que la relación con Allie se tambalee. Y más si le unimos la presencia de Sylvain, el francés hermético y misterioso que parece haber cambiado tras el incendio de Cimmeria, mostrando una faceta mucho más tierna y sincera, arrepentido y comprensivo para con Allie. Y con esos cambios en la personalidad de cada uno, el triángulo amoroso vuelve al ataque. La relación de Allie con Carter cambia cuando Allie comienza a sentir que su chico no la apoya y cree que no es capaz de defenderse sola, que necesita protección y atención las 24 horas del día. Esa sobreprotección comienza a hacer mella en la relación y en la seguridad de Allie, más aún cuando Sylvain sigue presente en su cabeza y es claro el cambio en su persona, comprendiéndola y apoyándola en todo. Lo cierto es que en esta parte me ha ganado mucho más Sylvain. Carter ha perdido muchos puntos, aunque para Allie las dudas siguen martilleándole la cabeza: echa de menos lo que tenía con Carter pero también se pone como un flan cada vez que Sylvain se acerca a ella. Como nuevos personajes tenemos a Raj Patel, padre de Rachel, que se encargará de la defensa de Cimmeria y de adiestrar a los alumnos de la Night School en artes marciales; y Zoe, una niña prodigio con grandes dotes y habilidades para la lucha que es asignada como compañera de Allie en el aprendizaje. La trama engancha desde el principio, sobre todo porque el primer capítulo comienza con bastante tensión y movimiento, pero también tengo que decir que el ritmo flojea por toda la paja que mete la autora entre escenas de persecuciones, misterios e intrigas. En la mayor parte del libro no ocurre casi nada, sólo se tratan cuestiones habituales de una escuela con las particularidades de la Night School: clases, entrenamientos, sesiones de estudios, descansos... Es comprensible que los personajes tengan una vida más allá de la de descubrir las intenciones de Nathaniel y hallar la identidad del espía, pero la autora se excede en explicaciones y narraciones de cosas triviales. Y a ello se le une el triángulo amoroso, que también ocupa gran parte de la historia, pero esta vez es algo entretenido e interesante por el cambio en los personajes. El final vuelve a dejar las cosas abiertas, con muchas incógnitas y con un resultado agridulce y marcado por la pérdida que deja con ganas de comenzar la tercera parte y descubrir cómo Allie y los demás miembros de Cimmeria serán capaces de sobreponerse a semejante trance y seguir luchando por desenmascarar al traidor y atrapar a Nathaniel antes de que se cobre otra víctima o sea demasiado tarde y su plan acabe ejcutándose. En resumen, 'Night School 2: El Legado' es una continuación a la altura de su primera parte, algo floja en cuanto a ritmo en la trama, pero con los ingredientes de misterio, secretos y romance necesarios para mantener el interés del lector y la duda constante. Un libro puente para una tercera parte en la que espero un ritmo mucho más trepidante, dejando atrás el relleno y centrándose en el objetivo de Nathaniel, la identidad del espía y la auténtica finalidad de Allie en todo el asunto. Enlace: https://eraseunlibro.blogspo.. |
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