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Crítica de Inquilinas_Netherfield


Inquilinas_Netherfield
28 November 2017
Qué ganas le tenía a este libro desde que supe que salía. Porque me apasiona el tema libreros/librerías, por ser de Roald Dahl, por esa ilustración de cubierta... los cantos de sirena pueden ser muy pesaditos, y vamos, que me hice con él yo diría que a los dos días de salir a la venta.

Y es que de la mano de Roald Dahl volvemos a otra librería de lance en el Charing Cross Road londinense, aunque en este caso poco tiene que ver con aquella que Helene Hanff nos hizo adorar a través de sus cartas. Quienes trabajan en ella son mucho más peculiares, sórdidos y mezquinos. Y les importa un pito la librería. Pecado mortal.

Tal y como se comenta arriba, este relato (porque es un relato editado con letras muy grandes y pocas líneas para ocupar más páginas, pero a eso volveré luego) fue publicado por primera vez en 1987, aunque lo que la sinopsis no especifica es que fue la revista Playboy la que tuvo tal honor. Con Roald Dahl puede pasar algo parecido a lo que comenté recientemente en la reseña de Un susurro en la oscuridad sobre Louisa May Alcott: si nos quedamos en su obra como autor infantil y juvenil nos podemos perder muchas maravillas, porque sus cuentos para adultos poco tienen que envidiarle a los infantiles que le han dado fama (o quizás es que yo tengo una perspectiva distinta porque apenas leí nada suyo cuando era pequeña, conocí su obra ya de más mayor).

Y me encuentro con un problema para reseñar El librero, y es que, tal y como digo arriba, es realmente un relato. Para que os hagáis una idea, aunque en cualquier sitio que miréis ponga que tiene 80 páginas la edición, de texto real hay unas 35-37, y con letra bastante grande. Con lo que en Playboy imagino que ocupó una cara o dos como mucho. ¿Y cómo se reseña algo que ocupa tan poquito sin desvelar la trama? Porque mira que yo soy parca en destripar el contenido de los libros, pero con este tengo que hacer filigranas...

A ver, tenemos la susodicha librería, William Buggage Rare Books, librería de lance sin nada de un valor remarcable en sus estanterías (nada de primeras ediciones ni libros valiosos), y sin embargo quienes viven supuestamente de ella son millonarios. Y esto ocurre porque esos dos personajes, el propio William Buggage, dueño de la librería, y su ayudante, la señorita Tottle, están mucho más interesados en otros negocios, que son los que hacen que entre el dinero, que en la librería, que sinceramente se la trae al pairo. de hecho allí solo paga quien quiere y es decente. Si quieres entrar y llevarte unos cuantos "de regalo", nadie te lo va a impedir. La máxima afición de este par es leer las esquelas en el Who's who*, y para saber el asuntillo que se traen entre manos, habrá que seguir leyendo... y hasta ahí puedo contar.

Sobre los dos personajes principales, sobre todo el señor Buggage, para las poquísimas páginas que tiene el relato está increíblemente bien definido, te produce bastante repulsión; en cuanto a la señorita Tottle, eficiente y profesional, está algo más dispersa en cuanto a desarrollo y sorprenden sus tragaderas, aunque como bien se dice en el texto, ninguno de los dos está en posición de ponerse quisquillosos. Realmente los dos son tal para cual: mezquinos, ambiciosos, amorales y sin escrúpulos. Pero todo se narra con ese toque british de sorna y sarcasmo, normalizando aquello que no debería ser normal, como si lo que hiciesen fuese una forma de ganarse la vida tan honrada como cualquier otra, y solo fuesen un par de personas regentando su negocio. Mucho humor negro que me arrancó alguna sonrisa cómplice con el narrador. Y hasta aquí puedo contar también.

La edición es maravillosa, como todas las de Nórdica (una de mis editoriales favoritas con mucha diferencia) y es quizás lo que justifica los 20 euros que cuesta (o eso me digo a mí misma para consolarme). A lo largo de la reseña os he puesto varias de esas ilustraciones. Hay 13 en total, aparte de la cubierta y los mapas de Londres que hay en las guardas, y son obra del estupendo Federico Delicado. Captan a la perfección el tono de la historia, el carácter de los personajes, y la ilustración con la que da comienzo la historia, la de la fachada de la libreria, me la pondría de póster en la pared (se va a conformar con estar de wallpaper en el portátil, claro está).

Me ha gustado mucho, pero reconozco que me ha sabido a poquísimo. Escribir un relato, un buen relato, es muy difícil. Saber plasmar una historia consistente en tan poco espacio requiere de mucha destreza, ingenio y capacidad de sintetizar para narrar solo aquello que requiere la historia. Todo eso está aquí, es un relato estupendo, pero no dejo de pensar en cómo sería esta trama con sus 150 páginas más. Lo leí en 20 minutos. Con eso lo digo todo.

Me leo y veo que me disperso, así que resumo. Que es un relato estupendo; que Dahl es mucho más que la literatura infantil y juvenil; que merece mucho la pena leerlo, pero que se lee en 20 minutos; que no puedo contar nada de la trama porque son tan pocas páginas que la destriparía enseguida; y que las ilustraciones son maravillosas.

Quien se decida a leerlo no se arrepentirá.

*para quien no lo sepa, el Who's who es como un directorio de personajes influyentes e importantes en cualquier ámbito de la vida, que se publica en el Reino Unido desde 1849. Incluye como una especie de ficha de cada uno, con sus fechas de nacimiento y muerte, sus logros, familia, etc...
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