Dímelo a los ojos

Lola y Manuela son dos mujeres que se han ido de viaje cada una por su cuenta y en la más absoluta soledad. Cada una tiene sus motivos, ya sea como acto de rebeldía a toda una vida encorsetada o simplemente porque es lo que más le apetece en ese momento.
El viaje no va muy bien para ellas porque Manuela intenta pegarse a Lola creyendo que son dos almas gemelas y que podrían ser amigas, pero Lola la rechaza de plano ya que va a su bola, tiene otros planes y la insistencia de Manuela la cansa.
Todo se tuerce el día que Lola sufre un percance y a su mala suerte se une que, como va a lo suyo, está más sola que la una y tampoco le viene bien la escasa simpatía que le tiene la guía que los va llevando por todos lados aburriéndolos como ostras.
Comienza así su aventura por tierras extrañas en la que apenas domina el idioma y que la única persona que va a encontrar que comprende su idioma no la puede escuchar.
Manuela y Lola nos van contando sus historias en este libro. Cada una narra lo que le sucede, lo que piensa y como solucionar sobre la marcha la locura que se ha desatado. Porque te aseguro que es una locura, ya que el libro transcurre en poco más de un día así que todo sucede casi sin parar, sobre todo la parte de Lola.
A ella es a la que le toca emprender un viaje contra reloj con un montón de inconvenientes y, por el camino, enamorarse y no liarla mucho. Manuela es algo más relajada aunque no deje de pensar qué le está ocurriendo a Lola, cómo andará y qué hacer para ayudarla.
Hay dos historias de amor muy diferentes en el libro: Lola por un lado conocerá a un hombre que la intentará ayudar de todas las formas posibles y que la volverá loca en más de un sentido. Vivirán mil aventuras en su camino y se encontrarán incluso con algún que otro peligro en forma de personas bien intencionadas. Ellos nos demuestran que, si hay voluntad, las barreras de la comunicación se pueden vencer.
Manuela, por otro, conocerá a otro hombre y se ayudarán mutuamente a salir de las diferentes jaulas en las que están encerrados debido al pasado que arrastran y que los ha llevado hasta ahí.
La historia está llena de sentimientos y momentos de alto voltaje. Los personajes van abriendo su corazón y su alma con el transcurrir de las páginas, pero, para mi, lo mejor han sido los ratos en los que parecía que todo lo relacionado con Lola y sus aventuras iba a saltar por los aires debido a cualquier contratiempo, entendido esto como lo que te quieras imaginar.
La narración es ágil, se entretiene con las descripciones justas y nos lleva por una montaña rusa de sentimientos y momentos que se suceden a toda velocidad. Además, nos deja con unas cuantas lecciones de vida: no prejuzgar a la gente ni dar por sentadas las cosas antes de preguntar, tener la mente abierta a lo que pueda suceder o a seguir aprendiendo, tomarse la vida con filosofía porque no lo podemos controlar todo.
En definitiva un libro que se lee bastante rápido porque no lo quieres soltar hasta que termina y que deja con una sonrisa en la boca cuando lo terminas. Muy recomendable.