Conexión Londres

Hacía tiempo que no leía una novela sobre espías, la última que leí fue “El sastre de Panamá” del gran John le Carré, fallecido recientemente. Los críticos de los periódicos comparan al autor de “Conexión Londres” con Le Carré. Solo he leído esta novela y no tengo suficientes lecturas para confirmar si estamos ante un nuevo Le Carré, que se ha convertido en un clásico de la literatura. Lógicamente, Cummings bebe de las novelas de le Carré.
Conexión Londres es la tercera entrega del autor que protagoniza Thomas Kell, que aparece como un espía que ya no está bajo las órdenes del MI6, pero que en el pasado trabajó con ellos. Creo que se puede leer esta entrega sin haber leído las partes anteriores, aunque supongo que tendrán elementos que ayudarán a entender la trama.
El título original del libro es “A Divided Spy”, que podemos traducir como “Un espía dividido” encaja más la trama que se basa en los pensamientos contrapuestos de Thomas, que el título que se le ha dado en español. La novia de Thomas, Rachel, que también trabajaba como espía, fue ejecutada por agentes rusos y Thomas tiene unas ganas tremendas de vengar esa muerte que le causó un gran dolor. Puede que en las entregas anteriores de la serie se hayan narrado estos hechos. Thomas va en busca del agente ruso nacido en Kiev, Alexander Minasian. Su amigo Mowbray, un informático capaz de entrar en cualquier sistema, le pasa Thomas el chivatazo de algunos movimientos de Minasian en Europa. A partir de ese momento, Thomas se enfrentará a dos sentimientos contrapuestos, el de venganza ya comentado o el de colaborar con su amiga Amelia Levene, la directora general del MI6 el servicio secreto británico que le piden que capte a Minasian como colaborador. Kell se debate entre la venganza o servir al gobierno de Su Majestad. Simultáneamente, el ISIS está preparando un ataque terrorista en la turística ciudad de Brigthon. La trama está muy bien trazada. Kell se muestra muy inteligente, culto, capaz de manipular, con habilidad para hacer llevar al enemigo a su terreno.
Escrita en un estilo simple y sin adornos estilísticos, la novela se lee con facilidad y es muy entretenida. Nos ilustra como opera el ISIS en Europa, como funcionan los servicios secretos, etc. Parecía que “la guerra fría”, “los agentes infiltrados”, el espionaje, en definitiva, eran algo del pasado y ahora estamos asistiendo a una guerra entre Rusia y Ucrania, en pleno siglo XXI. Lo cual demuestra que la realidad supera a la ficción y que todavía hay muchas cosas que decir en el género del espionaje.

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