Los libros que devoraron a mi padre

En un frasco pequeño, un gran viaje

El libro comienza el día en que Vivaldo Bonfim desaparece en el trabajo mientras leía un libro a escondidas: «Se metió en el libro», declaran. El libro era La isla del Doctor Moureau. Sin embargo, la versión oficial es que le dio un infarto. Cuando su hijo Elías Bonfim cumple 12 años, su abuela decide que ya es lo suficientemente mayor para saber las verdad y entrar en la biblioteca de su padre. Desde ese momento, cuando encuentra en la butaca de lectura La isla del Doctor Moureau, Elías vivirá la aventura de su vida en busca de su padre. Una aventura no puramente literaria.
Con este supuesto, lo que nos aventura el libro de Alfonso Cruz es un paseo bastante intrépido por los clásicos de la literatura en los que Elías buscará a su padre. Así, desde la Odisea y Orígenes, como literatura más tradicional, hasta Rebelión en la granja o Fahrenheit 451 como representantes de géneros más modernos como la distopía, servirán a Elías para avanzar en la investigación de la desaparición de su padre.

Toda este aventura nos la ofrecerá el autor en veintisiete capítulos cortos que reflejarán la sinopsis de un libro, o lo que avanza Elías en su investigación, o bien la vida de Elías fuera de la biblioteca de su padre. Y es que cabe decir que la novela se podría considerar mejor como novela corta, ya que su narrativa solo alcanza las 144 páginas. Además, la narración se nos ofrece con una característica formal muy particular y que a mí me ha encantado, al menos en su traducción al castellano. La semántica de la novela tendrá dobles sentidos, como «meterse en una novela» (entrar físicamente/quedarse absorto leyendo) o «contar un cuento chino» (contar una mentira/contar un cuento que, efectivamente, sea de China) gracias a los cuales seremos conscientes poco a poco de que la historia va más allá de los libros, más allá de la investigación literaria y que, quizá, la mayor aventura sea la que se vive fuera de los libros.

Un viaje de ida y vuelta

Sin embargo, aunque, como hemos podido ver, la novela me ha gustado en sí por cómo está contada, lo que realmente me ha gustado más ha sido su doble discurso. Cuando supe del libro no estuve segura de si lanzarme a él o no, la sinopsis era muy atrayente, pero no terminaba de cuadrarme, así que me puse a leer reseñas para ver qué impresión había causado. de manera general, en las que leí, había gustado, pero había como una queja velada de que no se adentraba mucho en la parte literaria. Eso me echaba un poco para atrás, pero al final me decidí y lo compré hace unas semanas. Ahora entiendo el porqué de esa queja, sin embargo, creo que precisamente eso es lo que hace que la novela sea terroríficamente estupenda.

Cuando nos adentramos en sus páginas, se nos relata el caso, es decir, la desaparición del padre de Elías y como el jovencito comienza a investigar literariamente hablando. Sin embargo, en el capítulo cinco, se nos cuenta cuál es la vida de Elías fuera de esa biblioteca. No puedo decir mucho, no quiero hacer spoiler ni quiero determinar vuestra lectura de la novela, pero lo que sí puedo señalar es que encontramos dos narraciones.

La primera sería el mundo fantástico en el que se aventura Elías a través de las novelas que se nos señalan en la historia. En ese mundo fantástico, Elías aprenderá muchas cosas y su conclusión será la adquisición de una moraleja vital. Por su parte, la otra narración es la del mundo «real» o, mejor dicho, realista, en la que el muchacho saca una reflexión literaria. Y esta es la clave, literatura y vida se fusionan al final del libro. La reflexión de los personajes de ficción explica lo sucedido, pero a su vez la realidad nos da la explicación de lo que es la literatura.

«Los hombres estamos hechos de historias»

Aunque esta frase debería ser lo seres humanos, no le voy a pedir más al libro que estoy muy reivindicativa, creo que esta cita es muy acertada. La reflexión que se nos ofrece sobre el tándem historia-relato es la clave del asunto.

¿Os recomiendo la novela? Por supuesto que sí. Primero porque es corta y a veces necesitamos la concisión en nuestra vida y segundo porque creo que el tema de la novela, el cual no he mencionado a propósito, es lo suficientemente complejo para verlo desde una perspectiva compleja. Muchas veces, en mis reseñas, he dicho que la literatura es un lugar no lesivo para plantearnos cuestiones que en la vida real son demasiado dolorosas. Bien, creo que esta novela es un ejemplo perfecto de esto. Porque lo queramos o no estamos hechos de historias.
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