Zona muerta

Soy adicta a las novelas de M. W. Craven por sus dos personajes principales, Washington Poe y Tilly Bradshaw, investigadores de la Agencia Nacional del Crimen. Ellos son el pilar de la serie y me encanta ser testigo de la relación tan especial que se ha ido gestando entre ellos. Son lo más opuesto que podéis imaginar, pero son leales entre ellos y forman un irresistible tándem que se complementa a la perfección. Os aviso que en esta cuarta entrega no corre tanto la sangre como en las anteriores porque no van a ir detrás de ningún asesino en serie, y Tilly sigue permaneciendo en un segundo plano, apenas tiene protagonismo, que será acaparado por su compañero de fatigas.
Una cumbre internacional del comercio está a punto de celebrarse en Cumbria, en un recinto fuertemente custodiado, y uno de los encargados del traslado de los participantes aparece muerto en un burdel cutre y sin licencia, brutalmente golpeado con un bate de beisbol. El caso debe llevarse con discreción porque tiene implicaciones para la seguridad nacional, un complicado rompecabezas que Poe deberá resolver, liderando una investigación en la que van a participar también el FBI y el MI5.
Grosso modo, esta es la esencia de una novela que abre con un primer capítulo desconcertante y sin aparente relación con lo que sucede a continuación, en el que se describe el atraco a la cámara acorazada de un banco. El golpe sale mal y uno de los ladrones es asesinado. Estos hechos suceden tres años antes. ¿Cuál es el vínculo entre ambos delitos?
Estamos ante un thriller cuyo marcado ritmo no decae en ningún momento, acrecentándose conforme avanza la lectura a golpe de capítulos de corta extensión. Una historia de codicia y traiciones, de trama imaginativa y enrevesada hasta decir basta, más compleja de lo que en un principio parecía, con bastantes giros argumentales meticulosamente ejecutados, lo que convierte a la lectura en adictiva porque cuando crees que ya están todas las piezas encajadas, llega un giro más de tuerca que no ves venir y te sorprende. El autor nos conduce por una intrincada senda, a través de callejones sin salida y desvíos insospechables, antes de llegar a un final perfecto, como no podía ser de otro modo. Todo ello con una prosa sencilla y una narrativa muy visual.
Sin duda, uno de los puntos fuertes de esta serie son sus personajes. Tilly es un tesoro. Continúa siendo una mujer dulcemente inocente, entrañable y sin filtros, que verbaliza cualquier cosa que le viene a la mente, y tan ingenua que se cree todo lo que le dicen, conservando la incapacidad para mentir. Poe es el tipo cínico y terco de siempre, con una fantástica perspicacia, que no ha perdido ni una pizca de su esencia. Acogió a su compañera bajo su protección y la ha estado ayudando a enfrentarse con el nuevo y emocionante mundo al que se exponía por primera vez. La interacción entre ellos da pie a que haya momentos muy divertidos, un recurso muy propio del autor para restarle dramatismo a la historia.
Sintetizando: “Zona muerta” es el cuarto libro de la serie protagonizada por Washington Poe. Aunque es autoconclusivo, os recomiendo la lectura de las anteriores entregas y así nos evitamos spoilers, que los hay y son bastantes. Un thriller policíaco de marcado ritmo y tensión en progresivo aumento, que presenta una trama retorcida y maridada con pinceladas de humor sarcástico, hábilmente dispuestas para restar dramatismo. Una novela de obligada lectura, que no decepcionará a los fanáticos del género ni a los que hayáis leído anteriores entregas de la serie. Ansiosa estoy por leer la siguiente, que lleva meses publicada en su idioma original...

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