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El comienzo del libro es brutal. El primer capítulo tiene sangre a montones y unos asesinatos de esos que me encantan. Es de esos inicios que recordaré siempre, como el de la Bestia de los Mola o Astillas en la piel de Gellida. Pasado ese primer capítulo iremos conociendo a los personajes principales, a la periodista, al policía de rigor y a Cleo, un músico que toca en el metro y que se convertirá en el gran protagonista de la historia. Todos los personajes están muy bien definidos, muy trabajados y llegas a empatizar con ellos. Se trata de una novela que trata temas muy duros como el abuso infantil, pero no se queda ahí, porque habrá más temas importantes que no os cuento por razones obvias. Y la denuncia social ante el abuso de poder y la corrupción que eso conlleva la sitúa entre la novela negra más clásica. Los capítulos cortos hacen que no puedas despegarte ni un momento del libro. Casi 400 páginas que devoré en dos tardes. Adictiva es poco, vamos. Y me ha encantado la investigación no oficial que se lleva a cabo. Ya me contaréis. Luego está el hecho de que tú como lector, sabes o te imaginas lo que ocurre, pero los protas no, y eso siempre te hace sufrir un poquito y te dan ganas de sentarlos y decirles: "a ver, ghgdthgf, no véis que..." En definitiva, una muy buena lectura, entretenida, que te hace sufrir, pensar y disfrutar. |
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