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Crítica de AlhanaRhiverCross


AlhanaRhiverCross
17 January 2019
No os hacéis una idea de las ganas que tenía de volver a reencontrarme con Arantxa Comes, una autora a la que he tenido el privilegio de conocer por otra novela aún no publicada pero que me sirvió en su momento para poder atisbar el enorme potencial narrativo con el que cuenta, se enfrente al género que se enfrente. Así que comprenderéis cómo me lancé como una loca a participar en la lectura conjunta organizada por Onyx Editorial y que podréis seguir en Twitter con el hashtag #LCLaRedención para ver mis comentarios y los del resto de participantes. Como suelo hacer, me aventuré a ciegas confiando plenamente en lo que fuera que me tuviera preparado la autora y en este caso, me he encontrado con una historia difícil de encuadrar en un único género literario porque engloba elementos de ciencia ficción en su mayoría pero con muchísimos toques fantásticos y también un cierto aire de aventura épica.
A grandes rasgos, El Don de la Diosa nos adentra en un mundo alternativo, un país creado por la mente de la autora que podría ser perfectamente cualquiera de los estados actuales imaginándolo dentro de muchos cientos de años. En un giro insospechado de los acontecimientos, la humanidad se ha cargado el planeta y la Naturaleza ha tenido que reaccionar tomando cartas en el asunto. Así que ahora existen ciertos elementos naturales que utilizados de determinada forma y combinándolos con la avanzada alquimia se convierten en un arma de doble filo: dan poder a la persona que los usa pero también la infecta de forma incurable hasta que la enfermedad se extiende y muere. Con este panorama, la sociedad también ha evolucionado a peor, y como se nos da de fábula excluirnos los unos a los otros en cuanto somos mínimamente diferentes, las personas ahora se hayan divididas por estratos sociales según sigan al Dios (a favor de la tecnología y de seguir avanzando a cualquier precio) o a la Diosa (todo lo contrario), entre otras clases sociales, por debajo de las cuales están precisamente quienes se han contagiado y su enfermedad apenas les hace útiles para la sociedad y son tratados como mano de obra hasta que mueren. En resumen, un futuro muy halagüeño el que nos espera y que resulta ser una premisa más que interesante para querer agarrar el libro y no soltarlo.
La novela cuenta con muchísimos aspectos potentes, pero en esta reseña destacaré los dos puntos que me parecen más importantes y en los que creo que se apoya todo lo demás: los personajes y el worldbuilding. Independientemente de la trama, que puede ser previsible a ratos o entretener más o menos dependiendo de gustos, lo innegable en este inicio de trilogía es que los personajes son complejísimos y con una profundidad tan abrumadora que despliegan toda su evolución en las numerosas páginas con las que cuenta el libro, aunque nada de lo que les ocurre a ambos protagonistas sería lo mismo si no asistiéramos a la vez a la presentación del propio mundo de Erain. Los personajes principales y narradores de sus propios capítulos alternos en primera persona son los hermanos Amaranta y Tristán, por si estabais pensando por la portada que esta iba a ser otra distopía parejil con romance a raudales para ver si la chica rebelde termina quedándose con el chico de acción. No, no y no. Apenas hay unas cuantas escenas (suficientes para shippear con los numerosos personajes secundarios que aparecen) pero no es el caso de los protagonistas, que son quienes importan aquí.
Tristán se ha llevado mi corazoncito aunque por lo poco que sabía de él con toda la promoción anterior a la publicación ya estaba un poco predispuesta a que me encantase y sólo lo he confirmado. Aparentemente es un poco prototípico pero no, porque a pesar de que cumple muchos de los criterios para ser el héroe, el elegido, el que nos salvará a todos, al mismo tiempo tiene muchos matices que lo hacen único, como su supuesta debilidad de carácter, su admiración hacia su hermana mayor en quien ya no confía (de hecho, tiene un problema con eso de confiar en la gente porque es demasiado inocentón e ingenuo), su altruismo por ayudar a los demás encaminándose a una misión suicida sin contar con nada más que su fe… Son muchos los rasgos que lo definen y muchos más los que lo diferencian de otros personajes que hayáis podido conocer en novelas juveniles. Tristán es un chico encantador que arrastra el rechazo de su familia, incluida su hermana, por haber renegado de la fe oficial y el culto hacia el Dios para seguir su propio camino, el de la Diosa. Así que a él le toca la misión principal que da título a la novela: encontrar a la diosa para intentar que deje de contraatacar causando la destrucción de las ciudades y pedirle que permita a la humanidad redimirse. Y el pobre pretende llevar a cabo la tarea como buenamente puede, porque ni es un estratega ni sabe de combate ni siquiera sabe defenderse a sí mismo, y por eso me parece un personaje súper entrañable al que querer abrazar todo el tiempo.
Por su parte, su hermana mayor, Amaranta, también es un personaje muy complejo con una construcción enorme detrás y que sólo empezamos a ver de verdad hacia la segunda mitad de la novela aunque también es la que más secretos tiene que ocultar. Actúa por su cuenta pero siempre respaldada por sus amigos y muy poquito a poco podemos ir viendo sus motivaciones y también su historia personal gracias a varios flashbacks y pensamientos del pasado de la chica. En sus capítulos tenemos el poquito romance con el que cuenta esta primera parte. Es tan escaso y tan secundario que apenas hay un par de escenas un poco más romanticonas pero gracias a eso conocemos también a otro de los personajes que más me han gustado y que ni siquiera nombraré para que podáis descubrirlo con la mente en blanco.
Sin embargo, a diferencia de Tristán, Amaranta sí que puede pecar de ser más típica aunque al principio no me lo pareciera. Por su presentación inicial creía que iba a ser una heroína atrapada entre dos mundos pero enseguida nos damos cuenta, a dos tiempos de presente y pasado, que realmente sólo pertenece a un único bando y que todo lo que hace tiene una única dirección. Me ha caído muy bien pero no ha terminado de enamorarme del todo quizás porque la he visto demasiado fuerte, decidida, fría, astuta y una líder demasiado evidente, la chica que todo lo hace bien y a la que todos siguen sin cuestionarse por qué. En otras palabras, una Mary Sue con demasiadas virtudes y muy pocos defectos (aunque si contamos como defecto que sabe mentir a la perfección y actúa por su cuenta sin importar a quién “traiciona”, entonces sí que tiene). En mi opinión, acaba quedándose con demasiado protagonismo y peso en la trama, y lo que peor he llevado, que ese protagonismo se lo merecía Tristán. Aunque por supuesto, esto puede ser perfectamente al revés para cada lector@ que se adentre en La redención porque es una mera cuestión de gustos y de con qué personaje conectemos mejor.
Como os comentaba al principio, el otro gran pilar de la trilogía es la creación del mundo, pese a que esta parte ha sido una mera introducción a todo lo que hay en la mente de la autora. Los escenarios y las descripciones del entorno me han hecho sentir como si estuviera en una gran superproducción visual, con tal nivel de detallismo que casi no he tenido que imaginar nada. Y con esto no quiero decir que haya un exceso de párrafos descriptivos porque más bien están intercalados junto a los pensamientos de Tristán y Amaranta, de forma que datos y emociones se entremezclan causando una sensación inmersiva alucinante. He podido conocer la sociedad de Erain desde muchas perspectivas diferentes, aunque la más clara quizás sea la división de clases por su ideología o creencias, pero también cómo viven fuera de la capital en otras ciudades, todo lo que rodea a la familia real que gobierna en el país, el mito de las tres princesas que lideraron una revolución en el pasado… En general, es una novela muy reivindicativa de temas muy variados: el medioambiente, la discriminación por clases sociales y religiones, los matrimonios concertados, la esclavitud y por supuesto, la lucha por los derechos de los oprimidos sobre los poderosos.
Todo el libro está lleno de escenas de acción y batallas que la autora domina como si fuera un videojuego épico, aunque creo que no se aprecia del todo hasta que se termina el libro. Por lo demás, Arantxa Comes sabe bien cómo tocar la fibra sensible y utiliza todo tipo de emociones en los personajes para remover de manera diestra las nuestras mientras leemos. El final sencillamente aún lo estoy asimilando porque te deja un poco bloqueada al terminar y el epílogo ni siquiera se acerca a paliar un poco el vacío que deja el último capítulo. Teniendo en cuenta que para mí el ritmo de la novela ha ido in crescendo (incluso la primera mitad ha podido incluso parecerme hasta algo lenta), cuando la velocidad aumenta los últimos capítulos resultan precipitados, de forma que la escena final casi ni la veo y tuve que volver a leerla para confirmar que realmente había leído lo que me había parecido leer. Por si fuera poco todo lo anterior, la edición es una pasada con los comienzos de capítulo y la separación de las partes.
En conclusión, una historia alucinante con personajes inolvidables, un mundo maravilloso en su imperfección y una profundidad que va en muchos sentidos, mostrándonos el pasado y el presente (incluso algo de futuro) de todo lo que ha creado la autora. No veo el momento de poder continuar con el próximo libro del que aún no sabemos nada pero sí que será otra historia independiente con personajes diferentes. Así que solo puedo decir que bendita la hora en la que Arantxa Comes se cruzó en mi camino de lectora porque sigo alucinando con su habilidad a la hora de narrar una historia tan compleja.
Enlace: https://enmitiempolibro.blog..
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