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En esta ocasión nos remontamos a los Décimos Juegos del Hambre, donde un joven Coriolanus Snow de 18 años ejerce de guía a través de la historia, siendo mentor del la tributo del Distrito 12 y mostrándonos los pormenores de la vida en el Capitolio tras la guerra. Debo decir que he disfrutado el libro más de lo que esperaba. Tenía mis dudas con respecto a Snow como protagonista, pero me ha gustado bastante, especialmente por sus diálogos internos y por su falta de moral en algunas situaciones. Se podría decir que se nos cuenta la historia a través de los monólogos internos de Snow, donde vemos cómo, desde joven, desprecia a los demás, considerándose superior y mostrando un carácter obsesivo y manipulador. Por poner una pega, diría que esperaba un giro más dramático de los acontecimientos, es decir, que me dieran un buen motivo por el cual Snow se vuelve un villano. Es cierto que se nos muestra, como dije antes, a un chico manipulador, pero no me parece justificación suficiente. A mi, personalmente, no me ha convencido el final y me ha parecido bastante precipitado. Cabe decir que aquí lo menos importante de todo son los Juegos, ya que el protagonista no es un participante, sino un chico de Capitolio que busca ascender en la escala social después de haber vivido una guerra y posguerra bastante duros. A diferencia de lo que se pueda pensar, Lucy Gray no es más que un personaje secundario, es el elemento que pone en movimiento al protagonista. Me gustaría hacer una mención especial al personaje de Tigris, que me ha encantado, aunque me hubiera gustado que se profundizara más en su relación con Coriolanus al final, para ver por qué terminan de la forma en que lo hacen en el futuro. En resumen, una precuela que he disfrutado bastante, pero que me deja cabos sueltos y preguntas. |
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