La caza del octubre rojo

Primero hay que hacer un inciso, es un libro con mucha información técnica naval, sobre todo de submarinos, que llega a apabullar por momentos. Tom Clancy, empezó siendo un friqui de tecnología militar y terminó siendo un asesor habitual de la CIA, en armamento naval. Por tanto, este libro, solo recomendable para los amantes de novelas bélicas, el resto de lectores se aburrirán.

En mi fase de releer antiguos libros de mi biblioteca, ahora toca Clancy, este es el primero de los tres que tengo. Los leí en los años 90, y tengo buenos recuerdos. En este caso, además la película está protagonizada por Sean Connery, un escoces vestido de militar soviético, nada menos.

Su opera prima, “La Caza del Octubre Rojo”, para mí su mejor libro, trata del submarino más avanzado y sofisticado de la flota soviética, cuyo capitán (Marko Ramius) y otros oficiales tratan de desertar. Por un lado, la flota soviética intenta destruirlo, y por otro, la flota americana intenta robar tecnología militar. Todo un clásico, de la época de guerra fría, entre los dos bloques militares, siempre al borde del enfrentamiento armado.

Con una prosa sencilla, pero con mucha información técnica, va desarrollando la carrera a vida o muerte del submarino, con ese enfoque agobiante y hasta claustrofóbica en el interior de un submarino. Un juego de tensiones y engaños, manteniendo el suspense hasta el clímax final, con una narración con buen pulso, una precisión exquisita y muy detallista. Desarrolla magistralmente las maniobras militares, incluso una batalla entre submarinos.

Dicho libro está basado en un caso real. El 9 de noviembre de 1975, el destructor Storozhevoy zarpaba de su base en Riga, era uno de los caza submarinos más avanzados de la época y el orgullo de la flota. El oficial comandante Valery Mikhailovich Sablin, había encerrado al capitán y a media docena de oficiales en un camarote abordo, con la intención de llevarlo a Leningrado. Controlado el barco, mando zarpar el barco a la vez que por radio daba un discurso político, pero uno de sus marineros detenidos, consiguió escapar y avisar a las autoridades. El mando de la flota en Riga intentó ponerse en contacto con Sablin, pero este les rechazó, diciendo que sólo negociaría directamente con el Kremlin. Leonid Brezhnev, fue despertado e informado de la situación, ordenó inmediatamente que el Storozhevoy fuese detenido o hundido.