El misterio del tren azul

Leer a Agatha siempre es una buena opción. Son lecturas ligeras y frescas que pueden gustar menos o más, pero que acaban enganchando y manteniéndote en vilo hasta el final del libro. Y en este caso, debo decir que me ha gustado mucho la historia y la he disfrutado, aunque con algunos pequeños peros.

En este libro estamos ante un nuevo caso de Hércules Poirot, en el que por casualidades del destino se cruzará con un crimen en el que pondrá todo su afán y todas sus células grises para resolverlo. de Poirot poco puedo decir, es lo mejor de la novela sin duda. Su audacia y su picardía hacen de él un personaje único, al que por muy tiquismiquis y quisquilloso que sea le acabas cogiendo cariño y queriéndolo. En este libro, vuelve a demostrar sus artes detectivescas para resolver el crimen y llevar al culpable ante la justicia.

La trama me ha parecido muy original, aunque aquí es donde vienen los pequeños peros que les comentaba. Este es uno de los libros más extensos de Agatha que he leído hasta la fecha y lo que más me ha sorprendido es que es uno de los libros que menos personajes tiene en acción, y eso es una de las cosas que más me ha chirriado, porque al ser tan extenso y tener pocos personajes llega un momento en que parece que la historia no “avanza” y se queda estancada o dando vueltas en círculos.

Pero el bueno de Poirot, aunque tarda en salir a escena, está ahí para amenizarnos la lectura con sus ocurrencias, sus preguntas sin sentido a priori y sus peculiaridades. Además de que la resolución del caso me gustó mucho y no la vi venir por ningún lado, por lo que en este caso Agatha consiguió despistarme completamente y me alegra que lo haya hecho.