Un cajón caótico

Nos encontramos ante una auténtica JOYA. Es una obra de arte en todo su contexto. Un prólogo de la gran María de la Pau Janer que ya te pone los ojos grandes, unas ilustraciones de Pablo Yagüe que son una obra de arte y que te hace sentir los mismos textos del autor de una forma diferente, una edición del libro maravillosa en todos sus aspectos y, por supuesto, unos textos que te hacen sentir todas las emociones que pueda existir.

Se trata de una serie de relatos, como bien explica la sinopsis, de todo tipo, de ahí el título. Lo realmente sorprendente, es que, desde la propia introducción, te recorre un cosquilleo por el estómago de todo lo que el autor cuenta. Sólo en la introducción yo ya me vi abriendo el cajón de la casa donde viví con mis padres, mis recuerdos y mi vida. Con lágrimas de emoción, el autor ya me tenía cogido para lo que venía después.

Y después vinieron relatos donde me ponía la piel de gallina, otros donde se escapaban lágrimas y otros donde me llevaba a la reflexión más profunda. Dónde mucha gente es y está de una determinada forma y en un determinado lugar por situaciones de la vida y no hay que juzgar. Que habrá gente que el tren le pase una vez o varias, y otra gente que deberá ir siempre a pie al lugar que quiera llegar. Que debemos luchar por lo que queremos, no debemos “fallecer ante la mirada impasible del que se cree incapaz de poder cambiar algo”.
Nos lleva a la niñez, a esa felicidad dónde sólo nos preocupaba el presente. Disfrutar de ese momento, dando igual si ayer me había peleado con Pepito, que hoy jugaría y disfrutaría con él. Y nos manda el mensaje, que el trabajo y el esfuerzo, aunque no lo sepamos, siempre trae sus recompensas.

En definitiva, una obra maestra, que acabo reseñando con una frase del libro. “Decir ‘yo tolero' me situaría en un status superior que ni siquiera existe. Prefiero acoger desde la libertad y el respeto”