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En la Ciencia es usual que el modelo matemático se ajuste a la observación. Sin embargo, ha habido ocasiones en las que esto ha sucedido al contrario y de manera casi mágica la observación ha comprobado magistralmente el componente teórico. Esto es lo que quiere mostrar El instante mágico con nueve ejemplos de la física en los que la teoría ha adelantado —en ocasiones por mucho—a la práctica. Es así como Marcus nos muestra el descubrimiento de Neptuno, el electromagnetismo, la antimateria, la formación de los elementos masivos y la existencia de supernovas, el descubrimiento del neutrino, la radiación cósmica de fondo, los agujeros negros, el bosón de Higgs y las ondas gravitacionales. Todas estas historias enmarcadas en una interesante premisa: Contemplar a sus protagonistas como los magos de la ciencia. Para mí, una clara mención a la frase de Arthur C. Clarke: «Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.» Si bien el libro se basa en hechos fidedignos, el autor novela algunos fragmentos con el ánimo de darle un toque más humano a toda la historia. Esto hace que los protagonistas de las historias sean los mismos científicos y no tanto el descubrimiento en sí como a veces suele pasar. En esto se parece un poco a Cazadores de microbios en el que Paul de Kruif plasma los hitos más importantes de la investigación microbiana y que acá encuentra un par en la historia de la física. El instante mágico deja muy en claro que la ciencia nunca ha sido un trabajo aislado, sino que siempre ha sido producto de la cooperación entre varios investigadores sobre un mismo interés. Junto a esto, el libro hace un contraste entre el desarrollo teórico y la parte experimental del tema de tal manera que todo confluye en cada capítulo de manera excepcional y con una alta carga de contexto histórico. No contento con esto, Marcus también deja un espacio para la aplicación o la investigación actual sobre el campo en cuestión. Esto me parece interesantes pues ayuda a conservar la idea de que el conocimiento está en constante desarrollo y los descubrimientos de hoy, son la base de lo que sigue. Con el correr de los capítulos también se descubre la forma en la que ha cambiado la forma de comunicarnos y la forma en la que se comunica la ciencia. Comenzamos en la época de las cartas que tardaban meses en llegar a su destino y terminamos en la época actual, en la que los correos electrónicos atraviesan el océano casi de forma instantánea y los nuevos descubrimientos se anuncian en conferencias de prensa que le dan la vuelta al mundo inmediatamente. Una oda entera al espíritu humano. Hace tiempo no me emocionaba tanto un libro de divulgación y El instante mágico me sacó un par de lágrimas en los capítulos del bosón de Higgs y las ondas gravitacionales. Porque de eso también se trata la ciencia: de dejarse sorprender y emocionar cada tanto con lo que descubren nuestros ojos. El punto más oscuro del libro es lo teórico y pesado que se vuelve en algunos capítulos. Teniendo como finalidad ser un libro de divulgación, a veces hace falta masticar un poco más las ideas que plantea y dar ejemplos más cotidianos para que todo quede lo suficientemente claro para cualquier tipo de público, no solo para los que tengan sus conocimientos de física más frescos. Sin duda, es un libro para conversar. |
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