Nadie sabe los cuerpos de esas voces. Pero es un hecho que ellas atormentaban al autor en su autodestrucción y desvalimiento emocional, afrontado al cataclismo del pasado seudofeudal que determinaba un lugar feliz nunca existente y siempre presente. Y, devenido conciencia infeliz, como postulaba Roland Barthes , su forma literaria “[…] puede provocar sentimientos existenciales que están unidos al hueco de todo objeto: sentido de lo insólito, familiaridad, asco, complacencia, uso, destrucción […]”. UN RESUMEN ... AQUÍ Enlace: https://www.academia.edu/105.. |