¿El gato se comerá mis ojos?

Cuando era niña, una monja se ofreció amablemente a acompañarme a ver a mi bisabuela, fallecida el día anterior. Me tomó de la manita y entramos en una capilla oscura, en la que solo se distinguía un catafalco y un ataúd. Yo me situé a los pies, siguiendo sus indicaciones, mientras ellas abría la parte superior del féretro. Es curioso cómo no olvidamos ese primer encuentro con la muerte. Y cómo las preguntas se nos agolpan y nunca hay un adulto dispuesto a ofrecernos respuestas.

Afortunadamente, la directora de funerarias Caitlin Doughty sí responde a los montones de preguntas sobre la muerte y afirma que, sin lugar a dudas, las mejores son las de los niños. En su libro ¿El gato se comerá mis ojos? Y otras preguntas sobre cadáveres (Capitan Swing, 2023), aborda algunas de ellas. ¿Qué le pasaría al cuerpo de un astronauta si lo empujaran desde un transbordador espacial? ¿Se hace caca al morir? ¿Puede la abuela celebrar un funeral vikingo? Combinando sus conocimientos funerarios con la rectificación de sucesivas ideas erróneas que se han ido encadenando sobre cadáveres y los fenómenos que en ellos se producen.

Doughty explica, además, por qué a los médicos del siglo XIX no les gustaba lavarse las manos -y las catastróficas consecuencias que esto conllevaba-, qué hace que los cuerpos tomes diferentes colores durante la descomposición o el motivo por el cual el pelo y las uñas de un difunto parecen más largos. También ahonda en la manera de momificar o enterrar a los muertos a lo largo de la historia y en diferentes culturas y en las distintas opciones que se ofertan actualmente en los distintos países. En algunos, incluso, es posible inhumarse con mascota y, en otros, existen, incluso, cementerios familiares.

Bellamente ilustrado por Dianné Ruz, nos muestra que solo enfrentando nuestras dudas sobre la muerte seremos capaces de abrazarla. ¿Estás preparad@?
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