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David Castillo se estrena en el mundo literario con “As de corazones”, una historia que, bajo el paraguas de la investigación de unos asesinatos en serie, aborda temas como la violencia de género, la homofobia o esos amores no correspondidos que pueden llegar a convertirse en una auténtica obsesión. El periodista de sucesos Fran Ballester ansía fama y reconocimiento. Carente de cualquier tipo de principios, ve la oportunidad perfecta para alcanzar la cima en la investigación de unos macabros asesinatos. Pero todo se tuerce cuando es acusado por parte de su subordinado de ser el autor de dichos crímenes. Si hay algo en lo que estoy convencido que todo el mundo que lea esta novela coincidirá, es en el profundo rechazo que despierta el personaje de Fran desde su primera aparición. Es un personaje creado para ser odiado, y el autor lo ha conseguido con creces. Machista, homófobo, narcisista, violento, déspota…¡No le falta detalle! Una auténtica joya, vamos… Se cree superior a todos los demás y no duda en intentar demostrárselo a cada oportunidad que se le presenta. El hecho de crear un personaje tan extremo hizo que me resultase un poco complicado entender la admiración y fascinación que despertaba en todos aquellos a su alrededor. No tenía ningún rasgo que le pudiese redimir y que, por tanto, pudiese hacerme comprender, aunque fuese mínimamente, ese nivel de dependencia hacia él. Con Fran no había una de cal y otra de arena. Eran todas de cal. No obstante, con esta situación el autor refleja a la perfección la toxicidad de algunas relaciones, tanto en un contexto de violencia de género, en el que la persona afectada es la única que no ve con claridad la realidad de su situación, o en el de un amor no correspondido, en el que la atracción por una persona puede llegar a convertirse en algo enfermizo de donde no puede salir nada bueno. La trama plantea un interesante juego de acusaciones cruzadas. ¿Hasta qué punto las sospechas del uno en el otro están realmente fundadas y no son fruto del despecho? ¿Quién dice la verdad y quién miente? ¿O acaso ninguno está diciendo la verdad? Con un acción que se desarrolla a caballo entre París, Barcelona, Palma y Madrid, la novela se estructura en ocho capítulos que, aunque largos para lo que viene siendo habitual en el género, no hacen que la lectura resulte lenta o pesada (es más, me lo leí en apenas 24 horas), ya que presenta varios giros a lo largo de la historia que logran mantener el interés. Su corta extensión hace que la investigación de los asesinatos como tal quede un poco en un segundo plano, centrándose más en los personajes y en desarrollar las relaciones entre estos. Hubo algunos detalles durante la investigación y algunas cuestiones de terminología en cuanto a términos forenses que no terminaron de cuadrarme, pero esto ya es hilar muy fino…¡deformación profesional! 😅 Aunque en las últimas páginas se descubre la identidad del asesino, la historia queda abierta a una continuación. A pesar de no ser un final cerrado como tal, a mí me resultó de lo más satisfactorio, cuando lo leáis sabréis el porqué. |
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