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Crítica de Nemon


Nemon
09 March 2020
Aunque ya lo dije por Twitter, donde rebosé de felicidad, dando saltitos, vuelvo a decirlo: le vuelvo a dar las gracias a Roca Editorial por dejarme volver a Petrademone en esta segunda parte, La tierra sin retorno, ¿o debería decir la tierra sin respuestas? (sólo los que hayan leído esta segunda parte entenderán porqué lo digo).

Puede contrastar el tiempo que he tardado en leer ésta novela desde la recibí en casa: tres semanas y media. Y como todo, tiene una razón: Necesitaba volver a Petramone desde sus inicios, volver a meterme de lleno en la novela, desde el mismo momento en que Frida llega a la casa de sus tíos. El final de la piedra del demonio me obligó. No recordaba muchos detalles, sentía que si me metía de lleno en la segunda parte andaría perdida, como quien se adentra en el bosque del Nevelhem sin saber quién o qué se va a encontrar entre sus troncos blancos. de todas maneras, siempre lo hago cuando pasa demasiado tiempo. Releo, hago balance y sigo con la historia, por eso me sienta tan mal tener que dejar colgada una lectura a medias para seguir leyéndola dentro de equis meses. Pero ya se sabe, es lo que hay. Hay veces que no consigo aguantarme a que se termine la publicación de las entregas y me tiro directamente al pozo, sin saber su fondo. Y no suelo arrepentirme cuando lo hago… como con esta historia.

Conocer Petrademone fue en su día (hace casi un año) todo un descubrimiento, pero conocer lo que se esconde en el Reino de Amalantrah… no tengo palabras para ello. ¡Wahnsinn! Uno no sabe lo que ha añorado un lugar hasta que vuelves a él.

Reencontrarme con Frida no ha tenido parangón, ni con los osados hermanos Oberdan, ni con Miriam… En La Tierra sin Retorno los he conocido en profundidad, completamente, de dentro a fuera, además de a otros personajes que acompañan a este grupo de amigos en su aventura por estas tierras de pesadilla.

Es curioso, porque yo asocio más ésta tierra con la que aparece en El país de las maravillas: es una tierra rocambolesca, carente de sentido lógico… ¡donde no existe como tal la medición del tiempo en relojes! A Frida le recuerda más al cuento de las baldosas amarillas, y de hecho, va a asociando algunas de las cosas que le suceden con los personajes que aparecen en dicho cuento.

La Tierra sin Retorno tiene un comienzo un tanto extraño: la historia de Vanni, el hijo del viejo Drogo. ¿Por qué terminó hablando al revés? ¿Quién era antes del terrible accidente que le ocurrió? Porque todos estaremos aquí de acuerdo, desde el momento en el que le conocemos en el primer libro, que le ha pasado algo, y que no tuvo que ser nada agradable ni bonito de ver. Aquí comenzamos a entender las acciones, esas que nos parecían tan fuera de contexto del viejo Drogo, e incluso comenzamos a sentir cierta empatía por este personaje. Exteniente, tenaz y resuelto. En ese sentido me ha encantado e incluso me he identificado con él respecto a un tema muy importante para mí: el tema de los libros.

Os voy a relatar un poco la situación, en un breve inciso: Barnaba se ve obligado a ver al viejo Drogo, en busca de respuestas a las tantas preguntas que retumban como abejas en su cabeza y alza la mano para tocar uno de los Libros Perdidos cuando Drogo le amenaza diciéndole que no vuelva a tocar uno de sus libros. Los que me conocen, saben que nunca he prestado mis libros. Son una joya y me pongo histérica si alguien comienza a doblar las esquinas de las páginas, araña la portada o…

Retomando el rumbo de la reseña, tengo que decir que lo que le pasa al pobre Barnaba a la pobre Cat, no le pasa a nadie. En este tomo descubrimos lo que realmente provocó la enfermedad de la tía de Frida y qué papel tiene su hermana en todo esto.

En la reseña del libro anterior decía que una de las cosas que me había enamorado de la novela es el profundo afecto que sienten los personajes principales a la raza canina. No os podéis imaginar hasta qué punto me he alegrado de conocer a más perros criados por el tío de Frida, además de que son toda una leyenda en el Reino de Amalantrah: El príncipe Merovingio, Wizzy, Erlon, Beo el solitario, Ara, Babilù, Oby… Incluso reencontrarme con el pequeño Jack Russel, tan intrépido y aventurero como sus dueños, Tommy y Gerico, ha hecho que mi corazón diera un pálpito.

Por así decirlo, la novela se divide en varios frentes bien marcados: Asteras y Frida, quienes emprenden el camino hacia el Altiplano mientras que los gemelos Oberdan, junto a Miriam y a Klam van en busca de un mito para curar a Gerico de la herida del unka para curar los ríos negros que trazan sus venas: la melancolía; otro frente está compuesto por Ara y el pequeño Pipirit; por otro lado, otro frente se centra en el Mal, y más concretamente en Astrid, que es cuando descubrimos quién es realmente esta mujer rebautizada como “la seca” en El libro de las puertas por Frida y Barnaba; Barnaba y Dino Drogo encabezan el último frente, a veces juntos en la narración, otras separados por causas del destino. Todos tienen un objetivo bien definido, pero en su camino es donde se encuentran esos tropezones que te dejan las rodillas raspadas y sangrantes: tendrán que encontrar el camino correcto con sus guías hacia la meta, pasar por innumerables acontecimientos, pueblos, luchar contra la marea de enjutos e hipnorratas, conocer nuevos personajes, como a Arturo, Alicia Revira, Moloso… así como nuevos sitios como el pueblo de Baland, la granja de los sigbins o el pueblo de los Alarogallos.

Leyéndome estas novelas me he dado cuenta de una cosa: de que para conocer en profundidad esta historia, debes empaparte de ella desde el principio; y que no puedes tener prisa por terminar. He saboreado cada escena, sentido el miedo de los chicos cuando se acercaba el Mal y el sentimiento de pérdida lo he compartido con los protagonistas. Lo importante es crecer con ellos y no tener miedo a lo que vendrá en el próximo ciclo: en Amalantrah no se puede bajar la guardia e ir con cuidado. Uno no sabe si le están espiando.

He descubierto el verdadero significado de este mundo, algo que te sorprenderá porque ni siquiera te paras a pensar en ello como lector; he vivido y sufrido las aventuras con los protagonistas, y espero que dentro de un año, cuando Roca Editorial traiga a España la última parte de esta trilogía, pueda seguir acompañando a este grupo de aventureros hasta el final. Albergaba la esperanza de que La tierra sin retorno fuera el último, pero como siempre, mis ruegos no son escuchados… Pero, aun así, me alegro de haber continuado esta lectura. Estoy segura de que muchos de los me leéis con cierta continuidad os fascinará tanto como a mí: el mundo de Amalantrah os espera con las puertas abiertas.

Podría explayarme más en esta reseña… pero creo que os he creado expectación suficiente como para que os zambulláis de lleno en esta historia llena de magia, secretos familiares y muchos monstruos (y no solo en el sentido literal).

Por último… ¿Os había dicho ya lo fabulosas y acertadas que son las comparaciones y la ambientación que crea Manlio Castagna en su narrativa? Si no lo había dicho, tenedlo en cuenta, la lectura de su prosa es suave y ligera.
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