Esperando a Randy

He de decir que este libro me sorprendió para bien. Cuando lo empecé a leer creí que me iba a decepcionar. Por suerte, no termino de fiarme de las primeras impresiones.


Con solo 124 páginas el autor fue capaz de profundizar en la historia de Stewart Riley, un ratero de poca monta, que se encuentra esperando a su amigo y compañero de fechorías, Randy, después de un golpe fallido.
Desde la cabaña donde lo espera va rememorando su vida a través de una serie de anécdotas que explican por qué es como es y actúa de la forma que actúa.


Lo que al principio me echaba para atrás, al final me maravilló: la forma de expresarse del protagonista. El libro comienza con un "¡Maldita sea!", expresión que se repite cada dos por tres en la novela. al principio me chocaba. En español nadie dice eso, solo en las películas dobladas. En español diríamos "me cago en... (añada lo que le apetezca)". Pues bien, el choque inicial desapareció rápido. al leer tanta maldición, tragos de bourbon, moteles de carretera... llegué a sentir la atmósfera de Kentucky, esa América profunda, que no sé si es real, pero sí como han hecho que nos la imaginemos los que no la conocemos.