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Me gustan las historias que son diferentes y esta con la cultura indígena de Argentina de fondo prometía darme justo eso, una historia diferente. Sin embargo, aunque me gustó el contexto de su cultura, sus costumbres y el intento de recuperar el Cóndor todo lo que ganó por ahí lo perdió con unos personajes que no terminaron de atraparme. Me parecieron mal perfilados, incluso Newen que llegó incluso a caerme mal por momentos. Empieza con unos ingredientes, aparte de los que ya he mencionado, que me gustan mucho: chica haciéndose pasar por chico y volviéndo loco al protagonista; los dos perdidos en ninguna parte y teniendo que soportarse el uno al otro y por si fuera poco la presencia del perro lobo que me encanta. Pero hasta ahí llega lo que me gusta y ahora empezamos con lo que no me gusta. Para empezar, en el prólogo todo pasa demasiado rápido y hay demasiadas casualidades. Contrastando con ese principio apresurado, la historia es lenta y le sobran páginas. Lo único interesante se resuelve de una forma patética y sin que haya un verdadero confrontamiento por parte de Newen que era lo que esperaba con más interés. El carácter de él era odioso y no venía completamente explicado por su pasado. No consigo entender en qué momento a ella llega a gustarle. También toda la cosa del abuelo fue una solución que chirriaba un poco, para ser el personaje que era se rinde muy rápido, como si de golpe hubiera visto la luz. Eso sí, el epílogo es precioso. le da un buen cierre y te deja con una sonrisa, lo que siempre se agradece. Aún así he sido bastante benóvola en mi puntuación porque entiendo el esfuerzo que puede suponer informarse para crear una historia así y volveré a leer algo que salga de la pluma de la autora pero me gustaría, sino más dinamismo en la historia, al menos unos personajes mejor construidos, que estos me han parecido un tanto huecos. |
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