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Nos encontramos ante una novela que se sale de los cánones convencionales. La forma de narrar del autor es muy diferente a lo que estoy acostumbrada y reconozco que, al principio, me tenía descolocada pero, una vez que le coges el punto, todo va como la seda. La trama básicamente consiste en que Miguel, el protagonista, nos cuenta en primera persona todo lo que se le pasa por la cabeza, así tal cual, y lo hace de una manera que es como si te estuvieses tomando algo en un bar con un amigo y te estuviese contando sus cosas. A mí personalmente esto me ha gustado y me ha parecido muy original, pero creo que puede haber personas a las que no les guste mucho. Miguel es un chico que no ha tenido una vida nada fácil y que, por una serie de circunstancias, tuvo que alejarse de su pueblo. Ahora ha decidido retomar el contacto con Marta, su amor de juventud, e intentar recuperarla. Pero, desde que toma esa decisión, empieza a pasarle absolutamente de todo y ello desencadenará en que regrese a su pueblo natal y tenga que reencontrarse definitivamente con su pasado y enfrentarse a él. Una de las cosas que más me han gustado es ver cómo van apareciendo en escena poco a poco los típicos personajes que siempre hay en todos los pueblos y cómo nos los va presentando el autor, además de lo bien que representa cómo es la vida en un pueblo pequeño hace unos cuantos años. Por ponerle una pega diré que hay una cosa que no me ha quedado clara del todo y que me tenía un poco confusa y es que no sabes en qué época se desarrolla la trama, por lo que ha habido ciertas cosas que me han salido de ojo. Por lo demás, es una novela que me ha resultado la mar de entretenida y que recomiendo mucho si queréis pasar un buen rato. |
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