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En esta historia al comisario Montalbano, que ya está cerca de los sesenta, le atormentan algunas contradicciones y dudas sobre el paso del tiempo, la vejez o la muerte. A su pesar, se ve envuelto, en la investigación de un asesinato cuando llega al puerto de Vigatà, el Vanna, un velero de lujo, que ha recogido, cerca del puerto, el cadáver de un hombre desnudo y completamente desfigurado. Montalbano supone que ha sido desfigurado a propósito para evitar que lo reconocieran. Con la colaboración ciudadana averiguan que un huésped que no regresó al hotel pudiera ser el muerto; quizás un ciudadano francés por el pasaporte dejado en el hotel. En la investigación, el comisario tiene la colaboración de un oficial de la autoridad maritima, la teniente Laura Belladonna de la que Montalbano se enamorará como un adolescente. Durante unos días, Montalbano, cree estar engañando a vejez, aunque nunca se plantea dejar a Livia. Montalbano y su equipo descubren que el Vanna y su tripulación guardan un secreto relacionado con el tráfico de diamantes desde Sudáfrica a Europa. Un negocio muy lucrativo, pero también muy peligroso, que está dejando un reguero de muertos en su camino. El final será doloroso para el comisario. Un libro entretenido y que se lee de un tirón cómo todos los de Montalbano. |
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