Sleeper

Sarah es una joven que padece un extraño trastorno del sueño. Sin saber cómo, mientras duerme y sueña, su cuerpo actúa como si estuviera despierta y se mueve sin poder controlarlo, algo que la ha metido en alguna que otra situación complicada, llevándola a hacerse daño tanto a sí misma como a los demás. Siempre duerme atada con correas para evitar salir de la cama mientras duerme, pero confiada, al llevar varios meses sin presentar ningún episodio de los suyos, decide asistir a una fiesta de pijamas con sus amigas y prescindir de las ataduras, lo que provocará que ataque a Gigi y esté a punto de acabar con su vida. A partir de entonces Sarah se convierte en la paria del instituto, con la ira de Gigi apuntando en su dirección, hasta que llega Wes, un joven que ha sido transferido de instituto y que también posee la habilidad de moverse en sueños y, con la ayuda de un nuevo medicamento experimental, entrar en los sueños de los demás y convertirlos en pesadillas con resultados incluso en la vida real. Y así, Sarah y Wes, aprovecharán para hacer y deshacer a su antojo en los sueños de los demás hasta convertirlos en pesadillas que les perseguirán incluso despiertos...

La novela posee una premisa muy original dentro del mundo de los sueños, algo que siempre me atrae en este tipo de historias. Tiene toque de suspense juvenil y juega también con la moral y los límites de cada persona para cometer actos que perjudiquen a los demás. ¿Si tuvieras la habilidad de colarte en los sueños de otra persona y moverlos a tu antojo... hasta dónde estarías dispuesto a llegar? Es una idea que me ha desagradado y enganchado a partes iguales.
Aunque entiendo que la trama tuviese que ir por esos derroteros para crear la figura del antagonista, ha sido difícil encontrarme con una protagonista que se deja llevar por una relación abusiva que la seduce hacia "el lado oscuro" sin cuestionarse nada. Bueno, al menos hasta el final de la historia donde, por suerte, entra en razón y hace algo por cambiar las cosas, por mejorar su actitud y todo lo que ha hecho en el mundo de los sueños y que ha tenido su réplica en la realidad, en la vida de las personas a las que ha controlado durante sus horas de sueño. La idea de poder hacer lo que sea en sueños, sobre todo a las personas que alguna vez le causaron algún mal, está bien plasmada en la sinopsis, y fue algo que me atrajo nada más leerla, pero no me esperaba que hubiese una mano detrás de Sarah, moldeándola y moviendo los hilos para que hiciera esto o aquello, y esa figura es la de Wes, un joven que llega nuevo al instituto y que inmediatamente conecta con Sarah, ya que ambos padecen del mismo trastorno del sueño.

Wes llega a la vida de Sarah y juntos empiezan a entrar en los sueños a modo de justicieros para darles un poco de cal a los líderes y populares del instituto, intentando que se les bajen los humos y que dejen de agredir y reírse de los más débiles; pero pronto esa actitud se torna personal y cada vez más intensa, provocando daños más reales y auténticos y que no se quedan en el plano onírico. A partir de ese entonces, pese a que Sarah de vez en cuando se muestra con algo de cordura, no se detiene y continúa haciendo lo que Wes cree correcto sin pensar en el daño que podrían estar causando, tanto físico como psicológico.

Pero, como ya decía, dentro de ese desagrado, también me ha resultado curioso y atrayente. No me ha gustado por la crudeza que refleja, por el daño que causan, pero sí ha despertado mi interés por descubrir hasta dónde sería capaz de llegar la protagonista y qué haría a partir de entonces con Wes y con su capacidad para entrar en los sueños de los demás y, bueno, eso sí que ha sido algo que he disfrutado de la historia. No todo ha sido malo.
Jamie, por otro lado, ha sido un personaje que me ha gustado mucho; es el ex de Sarah y, pese a ello, continúan siendo muy buenos amigos. Aparece muy de vez en cuando en la novela pero aporta esa conciencia, estabilidad y sentido común que Sarah necesita. La verdad es que me hubiese gustado ver un poco más de él y que tuviera una implicación más activa en el punto de inflexión de la novela.
También tenemos a personajes como Tessa, la mejor amiga de Sarah, y Grady, otro compañero del instituto con trastorno del sueño, aunque diferente al que padecen Sarah y Wes. Ambos sí serán clave hacia el final.

Eso sí, no todo son saltos y viajes entre un sueño y otro. Dentro de ese mundo onírico, la autora también crea un escenario lleno de monstruos que acechan a las personas como Wes y Sarah. Los calcinadores, como se les llama, son figuras inicialmente aterradoras que persiguen a los protagonistas en su travesía por el mundo onírico. En un principio me imaginé que estas figuras serían parte del enemigo o el rival al que hacer frente en la trama pero, con el paso de las páginas, vamos descubriendo que la finalidad de estas criaturas es algo totalmente distinto al esperado y que las apariencias suelen ser engañosas.
También tenemos otra parte de la trama centrada en la clínica del sueño de la que Sarah entra y sale desde que tiene uso de razón para tratar su trastorno y ser conejillo de indias de los diferentes medicamentos y tratamientos que van saliendo, siendo este último tratamiento el que le lleva a potenciar su habilidad y dejarse llevar por el mal camino.
Estas tres vertientes están muy bien equilibradas y van conectándose para dar explicaciones tanto a los hechos reales como a los oníricos.

La trama principal queda zanjada en este libro, pero me ha dado la sensación de que la autora no la ha querido cerrar del todo por si acaso. Desconozco si es una historia autconclusiva o parte de una saga (no he visto nada en internet de momento), pero esas últimas páginas creo que dejan la posibilidad a continuar la historia en un nuevo nivel.

En resumen, 'Sleeper' ha sido una lectura con sus más y sus menos pero, en general, ha sido una historia que ha sabido jugar bien con la idea de lo moral y lo ético en un entorno adolescente donde los ataques, las diferencias sociales dentro del instituto y la idea de castigar a los malos hacen que la línea entre el bien y el mal se difumine y el lector se sienta a caballo entre el rechazo al comportamiento de los protagonistas y la duda por descubrir hasta dónde llegará todo.

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