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Esta es una historia preciosa, muy bien contada, con personajes coherentes, orgánicos y entrañables, pero… creo que está muy cargada de drama, sobrecargada diría yo, en buena onda, ¿Por qué sencillamente no se encuentra alguien roto con alguien entero?, ¿por qué Daniel y Ashlyn tienen que recoger sus trozos mutuamente? ¿por qué tanta muerte alrededor de estos dos?, pero bueno esa es la historia que quería contar su autora. Empecé a llorar antes de la página número 5 y termine con el epílogo. Aquí se tratan muchos conflictos propio de los jóvenes que empiezan a vivir y a conocerse y reconocerse así mismos, es una lección de lo duro que puede golpear la vida y aun así hay que seguir viviendo, haciéndolo lo mejor que se pueda y de cómo el amor y la amistad pueden ser un bálsamo para las almas heridas. Una alerta para adolescentes y padres, porque cada etapa tiene su propia dimensionalidad de la realidad y ninguna es más válida que la otra; hay que aprender a convivir entre todas esas realidades que colisionan o se acompañan. |
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