Malena dice de sí misma que es frívola e hipersensible. Yo, como ella, también pienso que hay que tener un poco de lo primero si lo segundo es lo que domina tu vida. Lo justo para equilibrar la balanza y que no acabes interna en una clínica de reposo. Además nos deja caer que su grado de tolerancia es nulo ante las frases grandilocuentes que tengan menos de doscientos años. Y no sé si a estas alturas se habrá percatado de que este libro está lleno de frases que algunos lectores convertirán en aforismos y que serán utilizadas en redes, en reuniones de amigos y hasta en alguna que otra carta de amor. Espero que haya benevolencia con estos últimos. Aunque solo sea para desearles suerte. Yo no sé si suenan a frases para la posteridad. Pero lo que sí sé es que se parecen mucho a las ideas y las contestaciones que se forjan en mi mente y que, algunas veces, salen al exterior y dan en la diana. Las palabras justas. Pues sí. Y gracias. |